El índice de muertes por tumor de pulmón es muy elevado en áreas industriales. La probabilidad de desarrollar esta enfermedad aumenta un 50%, según un estudio que analiza a más de 1.700 pacientes
Las vacas en la aldea de Valliniello, en Avilés, se caían de bruces en los ochenta porque la contaminación por el flúor de Endasa había destrozado sus huesos. Entre la fábrica de aluminios, hoy Alcoa, y la factoría de Arcelormittal
(entonces Ensidesa) se crio Olga, en las viviendas para trabajadores
que se habían levantado junto a la gigantesca metalúrgica sin reparar en
los efectos de sus humos. Siempre le costó respirar.
En pocas
semanas encadenó varios catarros y bronquitis que la llevaron al
hospital. "Me mandaron hacer pruebas. Si fuese mi médico de cabecera le
hubiese dicho que no iba, pero como él estaba de baja, acabé
haciéndolo", recuerda esta antigua auxiliar de enfermería seis años
después de los primeros síntomas. No trabaja desde que un cáncer de pulmón la dejara incapacitada
para seguir ejerciendo con 54 años. Unos fuertes resfriados y una
doctora que no conocía le salvaron la vida. El tumor estaba aún en su primera fase.
Crecer junto a una fábrica incrementa las posibilidades de padecer cáncer de pulmón en un 50%, mientras que las opciones se duplican en el caso de las células pequeñas de ese órgano. Así lo atestigua el estudio Capua, el de mayor tamaño realizado sobre este tema en España. Los datos públicos disponibles respaldan estas conclusiones. Entre 2009 y 2014, los municipios asturianos han sido con diferencia los más presentes entre las diez primeras localidades españolas con mayor tasa de defunción por cáncer de pulmón
por cada 100.000 habitantes, según se desprende de la información
facilitada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) para este
reportaje. En 2010, seis de los primeros diez pertenecían a esta provincia. Tanto ese año como en 2014, el último disponible, la primera gran ciudad en esa tabla fue Avilés.
Olga vistió la bata de paciente en 2010, cuando 3.445 mujeres no lograron superar el cáncer de pulmón en España, el tercero más mortal en su sexo tras el de mama y colon.
"Hay varios factores, pero está claro que en las zonas contaminadas
aumenta el riesgo de cáncer", apunta el doctor Laureano López Rivas,
jefe de Digestivo del Hospital San Agustín de Avilés hasta su jubilación
en 2014. La edad media avanzada en comunidades como Asturias es también otro factor a tener en cuenta, advierte Pablo Fernández Navarro, epidemiólogo del Instituto de Salud Carlos III.
Los análisis y entrevistas a más de 1.700 pacientes voluntarios del
estudio Capua concluyen que "no influye la susceptibilidad genética,
sino la contaminación ambiental o los factores de riesgo del individuo".
O el mismo lugar de trabajo, ya que donde falta un servicio de prevención anual los riesgos se multiplican “por tres o por cuatro”. Un cambio en los hábitos de vida y la reducción de la contaminación atmosférica rebajaría el número de casos de esta enfermedad.
Localidades
de tamaño medio como Vilalba (Lugo) o Langreo (Asturias) superaron en
20 puntos la tasa de mortalidad para ambos sexos de Hungría, el país con
mayor índice según el informe Globocan elaborado por la Organización Mundial de la Salud. El año siguiente, la OMS determinó que la contaminación atmosférica es un cancerígeno de grupo 1, el más elevado en el que figura también el consumo de tabaco.
Una ciudad asfixiada
La
comarca de Avilés rompe con los kilómetros de ‘paraíso natural’ que la
preceden. La fábrica de Asturiana de Zinc, en el aledaño concejo de
Castrillón, interrumpe la mezcla de bosques y playas del litoral. La ría
de Avilés es la puerta de entrada a una ciudad acorralada desde la segunda mitad del siglo XX por
los humos de sus fábricas. La estación de medición de partículas
contaminantes en Matadero, entre el puerto y el cuidado casco histórico,
es la única de la red pública que supera el umbral de PM10, uno de los
agentes atmosféricos más dañinos para la salud.
La legislación
fija en 40 microgramos por metro cúbico los límites para estas
sustancias, el doble de lo recomendado por la OMS. “No son cancerígenas,
pero limitan la capacidad del pulmón para eliminar las sustancias cancerígenas absorbidas”, advierte la doctora Adonina Tardón, coordinadora del estudio Capua.
La
evolución de las PM10 en la estación de Tremañes, en Arcelor, deja
entrever una relajación de la contaminación en la planta. En 1980
expulsaba cada año 24.282 toneladas de dióxido de azufre. Hoy son 7.100
toneladas que suponen un 76% de lo que las empresas de la comarca emiten
al aire. La de Tremañes marca los niveles más altos de benceno. La
ciudad respiró diez toneladas de este carcinógeno de primer nivel, salidas de Arcelor.
Este químico salido de los hornos de coque de la fábrica acabó con la vida de un empleado en 2012. "Estuvo expuesto durante cinco años, la enfermedad se lo llevó de manera fulminante”,
recuerda José Manuel Castro, secretario general de Comisiones Obreras
en Arcelor. El rápido deterioro físico de este operario de 32 años fue
consecuencia de una leucemia que la Seguridad Social achacó a la
exposición de benceno, otorgándole la consideración de enfermedad
laboral.
"En
los sucesivos juicios celebrados, demostramos que la empresa no había
adoptado las medidas de protección que veníamos requiriendo desde hacía
tiempo", relata el portavoz de Comisiones. Además de indemnizar a la
viuda e hijo del fallecido, la fábrica mejoró las condiciones de
seguridad de los trabajadores. Castro demanda la creación de delegados
de medioambiente junto a los ya existentes de prevención pero la
empresa, por ahora, se resiste a dar ese paso.
El benceno es un mal con el que conviven los operarios, pero no es el único.
Ángel empezó a trabajar con quince años en el lavadero de carbón de la
siderúrgica, a pocos metros de la casa donde creció. En alguna ocasión
le tocó colocarse la chaqueta de amianto que llevaban
los empleados del horno alto de Ensidesa, la actual Arcelormittal, en
los sesenta. "Había contaminación, pero no se veía el peligro. No había
información ni seguridad", comenta decepcionado. En la acería LD3, parte
de la gigantesca fábrica, aparecían brillos de color volando en el
aire. Un compañero más veterano le dijo que aquello era parafina, una
sustancia que la OMS sitúa como “posible cancerígeno”.
Un
empleado de Arcelormittal falleció por leucemia en 2012 tras exponerse
de forma continuada al benceno en los hornos de la factoría
"Te sonabas y el pañuelo quedaba negro. Ahora te dan un casco con ventilador para no respirarla, pero nosotros no teníamos ni mascarilla",
añade Ángel. Recuerda haber tenido la voz ronca desde joven, hasta que
prácticamente perdió el habla. Tenía 52 años cuando le detectaron un
cáncer en las cuerdas vocales. Ocho años después está plenamente
recuperado, pese a las revisiones que le obligan a volver al hospital
cada seis meses.
La amenaza del benceno también se extiende por la ciudad. La lluvia no cae en Avilés desde hace varios días y un olor artificial lo
impregna todo, penetra con facilidad. "La gente se va una temporada de
vacaciones y nota el choque al volver", explica Fructuoso Pontigo,
portavoz de la Coordinadora Ecoloxista de Asturias.
"La industria que no contamina es la parada"
El
sol cae a plomo en Sama de Langreo, el quinto municipio con mayor tasa
de mortalidad por cáncer en 2013: 97,5 personas por cada 100.000
habitantes fallecieron por esta enfermedad. Apenas un par de terrazas
congregan a varios vecinos del pueblo. "Esto está acabado, no hay trabajo", comenta un hombre que carga pesado su bastón.
Rememora los tiempos en los que las minas de carbón daban riqueza a las cuencas del Navia y el Nalón.
Ahora apenas quedan un par de pozos activos en Langreo. La actividad
industrial se limita a la Química del Nalón, la fábrica de cerámicas y
la Térmica de Lada. El jubilado añora los años de trabajo próspero que,
por otra parte, inundaron los valles de contaminación.
"Es
como el peaje que pagan para vivir", reflexiona el portavoz de la
Coordinadora Ecoloxista de Asturias sobre el alto precio de convivir con
industrias contaminantes. El silencio de los trabajadores y vecinos
tiene un beneficio: mantener a las industrias. Así lo entiende también
el doctor Laureano López. "Hay miedo a dar argumentos para la deslocalización. Es un juego difícil encontrar el equilibro entre invertir en procesos menos contaminantes y mantener esas industrias”, expone.
Ovidio
Zapico, diputado de Izquierda Unida en el Parlamento asturiano, aboga
por una "industria digna, con condiciones medioambientales y laborales
del siglo XXI". Pero López es más prudente: "Hay que ir poco a poco. Es incomparable la contaminación actual con la de hace 30 años", sentencia. La amenaza de ver partir a las industrias sigue presente. La multinacional americana Alcoa, con seis centros de producción repartidos por el país, puso en venta las plantas de Galicia y Asturias
que dan trabajo a 2.200 personas. "Las empresas están siempre
amenazando con que se van o que cierran. Nadie quiere mover ficha",
lamenta Pontigo.
La
industria que no contamina es la industria parada. La frase es del
sindicalista de Arcelor José Manuel Castro que, sin embargo, admite el
problema de la polución atmosférica. "No somos hipócritas, la industria
siderúrgica es contaminante y lo que queremos es minimizar al máximo sus efectos", recalca.
Pontigo
asegura recibir fotos de operarios con denuncias de irregularidades,
pero le piden que no las haga públicas porque podrían perder el puesto.
Los hay que están en el lado opuesto: "Algunos me insultan. Dicen que les voy a cerrar la fábrica por las denuncias". La salud, en este caso, no es la prioridad.
Según datos de la Consejería de Medio Ambiente de Asturias, se iniciaron 14 expedientes sancionadores
entre mayo de 2015 y el mismo mes de 2016. Solo cuatro estaban
relacionados con la superación de los valores límites de emisión,
impuestos a las empresas Arcelormittal y Saint Gobain Cristalería.
"¿Por qué sufro este cáncer?"
En
una terraza de Salinas, a pocos kilómetros de su Avilés natal, Olga
prende un pitillo como un tic heredado. "Los médicos inciden mucho con
fumar, pero nunca sobre la contaminación. Siempre te
preguntan por el tabaco, pero no dónde vives. No lo entiendo", protesta
indignada mientras clava en el cenicero el cigarro que apenas probó.
"Una vez le pregunté a un médico si mi tumor fue por la contaminación y me contestó que no sabía. Es incomprensible. Aquí hay mucha gente con cáncer de pulmón, ¿por qué pasa eso?".
"Meterse con la contaminación es hacerlo con los millonarios. No hay nada que hacer", le responde Ángel.
El Instituto de Salud Carlos III elaboró una serie de informes sobre el peligro de vivir junto a focos contaminantes. Los análisis estadísticos sugieren que residir junto a incineradoras y vertederos de materiales tóxicos
podría incrementar la mortalidad de cáncer de estómago en un 18% y en
un 71% el de pleura, la membrana que cubre los pulmones. En las
industrias mineras, el riesgo de mortalidad por cáncer colorrectal es del 25,8%.
"Las tasas de mortalidad por cáncer de pulmón están muy determinadas por la prevalencia de fumadores,
aunque hay otros factores de riesgo como la contaminación atmosférica”,
subraya Pablo Fernández Navarro, miembro del ISCIII y coautor de varios
informes sobre este tema. Además de controlar las emisiones
contaminantes, la doctora Tardón insiste en la precaución del individuo:
“Nueve de cada diez casos de cáncer de pulmón diagnosticados son evitables”.
"Aquí, en la zona de Avilés, hay mucha gente con cáncer de pulmón. ¿Por qué pasa eso?", se pregunta Olga
La
solución parece una respuesta manida, pero los resultados también son
concluyentes: “La dieta y el ejercicio físico son los dos grandes
factores protectores”. El consumo de fruta y verdura natural proporcionan
antioxidantes que ayudan al cuerpo a eliminar las sustancias tóxicas
absorbidas; mientras que caminar una hora diaria a paso rápido "produce
un efecto sudor que permite al pulmón eliminar las sustancias
inhaladas".
"Lo raro es que la gente de aquí estemos bien, con
todo lo que respiramos", confiesa Olga. Apenas queda cicatriz de las
operaciones, pero al respirar en los días sin lluvia o al limpiar el
polvillo negro acumulado en las ventanas, un amargo recuerdo de lo que
pudo haber causado sus enfermedades invade los pensamientos de Olga y
Ángel.
*Este trabajo es fruto de la investigación desarrollada
durante el Máster de Periodismo de Investigación, Datos y Visualización
de la Universidad Rey Juan Carlos y Unidad Editorial. Este posgrado
tiene el apoyo de Caixabank y de la Comisión Europea en España. Edición a
cargo de Daniele Grasso.
Metodología
El reportaje se sustenta en las bases de microdatos de mortalidad, facilitadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE) tras la firma de un acuerdo de confidencialidad. Este conjunto de datos comprende el período solicitado entre 2009 y 2014.
Debido a la ley de secreto estadístico, el acuerdo firmado limita el estudio a aquellos municipios con más de 10.000 habitantes, por lo que el número final de ayuntamientos es de entre 743 y 749 en función del año que se observe. Pese a que en España existen 8.119 municipios (padrón municipal a 1 de enero de 2016), la población de la base de datos obtenida supera el 79% del total nacional.
Los estudios realizados por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) sitúan a Asturias entre las más castigadas por cáncer de pulmón cada año, estrechamente relacionado con el tabaco y la contaminación atmosférica. Pese a tratarse de una de las comunidades con mayor industria y, por tanto, contaminación, no debe determinarse una causalidad.
Todas las tasas de mortalidad mencionadas en el reportaje son ‘tasas crudas’, aunque el Instituto de Salud Carlos III aconseja la utilización de ‘tasas ajustadas por edad’: "El riesgo de muerte se incrementa con la edad", explica, por lo que advierte de que "las tasas crudas pueden incrementarse simplemente porque la población envejece".
La otra gran base de datos utilizada es de acceso público, el Registro Estatal de Emisiones y Fuentes Contaminantes (PRTR).
Debido a la ley de secreto estadístico, el acuerdo firmado limita el estudio a aquellos municipios con más de 10.000 habitantes, por lo que el número final de ayuntamientos es de entre 743 y 749 en función del año que se observe. Pese a que en España existen 8.119 municipios (padrón municipal a 1 de enero de 2016), la población de la base de datos obtenida supera el 79% del total nacional.
Los estudios realizados por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) sitúan a Asturias entre las más castigadas por cáncer de pulmón cada año, estrechamente relacionado con el tabaco y la contaminación atmosférica. Pese a tratarse de una de las comunidades con mayor industria y, por tanto, contaminación, no debe determinarse una causalidad.
Todas las tasas de mortalidad mencionadas en el reportaje son ‘tasas crudas’, aunque el Instituto de Salud Carlos III aconseja la utilización de ‘tasas ajustadas por edad’: "El riesgo de muerte se incrementa con la edad", explica, por lo que advierte de que "las tasas crudas pueden incrementarse simplemente porque la población envejece".
La otra gran base de datos utilizada es de acceso público, el Registro Estatal de Emisiones y Fuentes Contaminantes (PRTR).
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