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domingo, 30 de septiembre de 2018

Carta desde la desesperanza climática


Sólo sabiendo la magnitud de lo que nos enfrentamos podremos aceptar los sentimientos que ello nos provoca, y seguir luchando
ANDREU ESCRIVÀ
Andreu Escrivá es ambientólogo y Doctor en Biodiversidad. Autor de Aún no es tarde: claves para entender y frenar el cambio climático (PUV, 2018), Premio Europeo de Divulgación Científica Estudi General.
BROCKEN INAGLORY


Quería escribir algo distinto sobre cambio climático. Quizá sobre los treinta años del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático), sobre cómo han acertado sus predicciones. ¿Y entonces qué? Porque podemos estar contentos, hasta orgullosos, de que la ciencia (universal, verificable, no patrimonializable) haya sido capaz de prever con tanta antelación lo que hoy, para nosotros, es ya una realidad de la que no podemos escapar. Pero es un triunfo con sabor amargo: cuanto mejor ajusten las imágenes que superponen los gráficos de los artículos de los 80 y las mediciones del siglo XXI, peor estamos. Hemos hecho un fabuloso trabajo predictivo y un pésimo trabajo preparatorio. Nos hemos hecho mil análisis de sangre, monitorizando hasta la variable más nimia del torrente sanguíneo, pero no hemos parado de comer bollería industrial, ni hemos salido a hacer deporte, ni hemos dejado de fumar. Nos conocemos las miserias al dedillo. Y claro: como aún seguimos vivos pensamos que podemos seguir haciendo lo de siempre. Keep calm and business as usual. 


CADA DATO QUE SALE SOBRE EL CALENTAMIENTO ES PEOR QUE EL ANTERIOR: ESTO ES ASÍ, Y SERÁ ASÍ SIEMPRE. LO QUE ESTÁ EN NUESTRA MANO, ESO SÍ, ES DECIDIR CUÁNTO PEOR


Pero el caso es que no. Hace un par de años escribí un libro titulado Aún no es tarde, sobre el cambio climático. “¿Sigue sin ser tarde?”, me pregunta mucha gente tras leerlo. “Depende de para qué”, contesto a veces. Depende también del día. Porque esto es jodido, y cansado, y frustrante, y ni siquiera quienes entendemos las implicaciones del cambio climático y leemos decenas de páginas al día sobre ello nos comportamos como ciudadanos ejemplares. Algo falla. “Depende”, digo, y es que hay días en los que uno está al borde de tirar la toalla, lo reconozco. Cada dato que sale sobre el calentamiento es peor que el anterior: esto es así, y será así siempre. Lo que está en nuestra mano, eso sí, es decidir cuánto peor. Pero la concentración de dióxido de carbono seguirá subiendo en la atmósfera; los océanos seguirán acidificándose, royendo la vida que ahora los hace bullir; la temperatura aumentando, décima a décima, como una fiebre que no tiene prisa pero tampoco conoce la pausa; la superficie de hielo ártico disminuyendo, alterando aún más el clima; el nivel del mar subiendo, engullendo costas, cultivos, marjales, casas y paisajes. Y esto será así para ti, para todas las personas que alguna vez llegues a conocer y para todas las generaciones que compartan tiempo contigo, incluso aquellas que nazcan el preciso instante de tu muerte.


Hay días en los que lees sobre hielo antiquísimo quebrándose, navíos que surcarán lo que antes era una blancura inmensa e impenetrable, cultivos en el precipicio nutricional. O simplemente alguien ha conseguido visualizar de nuevo, y de qué forma, lo que ya sabemos: que el mundo se calienta aceleradamente. Todo ello aderezado con un escenario sociopolítico poco proclive (vamos a decirlo así) a tomar medidas urgentes y contundentes frente al cambio climático. Y sí, por supuesto, hay que conjugar todo esto con la pereza inmensa que produce debatir algo tan consolidado a nivel científico (afortunadamente, eso sí, cada vez hay más gente dispuesta a rechazar entrar en debates que incluyan a negacionistas del cambio climático).


Así que... ¿Sigue sin ser tarde?


Sí. Pero hay que definir muy bien tarde, y, sobre todo, para qué.


Sigue sin ser tarde para evitar un cambio climático catastrófico. Sigue siendo social y técnicamente posible limitar el calentamiento a los 2ºC que fueron adoptados como “barrera de seguridad” en el acuerdo de París, aunque sea extraordinariamente complejo y difícil (el objetivo de 1,5ºC, pese a que es significativamente mejor que el de los dos grados, es prácticamente inalcanzable). Sigue siendo más que posible quedarnos en 3ºC y no llegar jamás a los 4ºC que el Banco Mundial considera una auténtica pesadilla. Seguimos teniendo la oportunidad de trabajar para adaptarnos a una subida de cuatro grados y mitigar para quedarnos en dos (como cuando estudiábamos para sacar un notable y así asegurábamos el aprobado). Seguimos teniendo una pléyade de opciones delante de nosotros, desde aquellas apoyadas casi exclusivamente en la tecnología (que no nos salvará por sí sola, pero que será siempre necesaria), hasta la modificación drástica de comportamientos humanos en tiempo récord, algo que hemos visto multitud de veces en los últimos dos siglos (desde las conquistas sociales hasta cambios económicos, productivos o de hábitos diarios). Es tarde, y lleva siéndolo mucho tiempo, para revertir el cambio climático –sí, a pesar de mis ganas de creerme a Paul Hawken–. Es un proceso con una inercia tan enorme que sería de ilusos pensar que podemos pararlo en seco. Lo que sí podemos hacer es pisar el freno a tope, abrocharnos el cinturón y asegurarnos de haber comprado un coche con todas las opciones de seguridad. Pero que vamos a chocar –y de qué forma– con el cambio climático es algo que deberíamos asumir ya. Por cierto, ¿os habéis fijado de qué forma la cochecracia está instalada en nuestra sociedad, que no he sido capaz de encontrar un símil mejor que usando uno de los símbolos por antonomasia del deterioro ambiental?





Y no, no es nada fácil. It's very difficult todo esto; incluso hacer humor, lo acabáis de comprobar. Mirad si no este artículo bajonero. Pero bueno, tengo excusa: gran parte de quienes nos dedicamos a esto del calentamiento global (calentólogos, nos llaman cariñosamente los negacionistas) estamos un poco tarados, o deprimidos, o simplemente frustrados. Uno de los últimos números de Nature Climate Change estaba dedicado a ello.


El cambio climático es una mierda, porque hay que lidiar con la sensación de pérdida de futuro, de pasado y presente. De recuerdos, de disfrute actual y de expectativas. Lo cambia todo, como dice Naomi Klein, aunque ella tampoco sea capaz de ofrecer una alternativa coherente y potente. Cambia las reglas del juego, los escenarios, las relaciones de poder. Y lo más importante: las cambia queramos o no. Quedarse aferrados a una realidad fósil puede parecer una vía de escape, pero no lo es. Jack en realidad no cabía en el tablón de madera, porque se hubiese hundido, pero nos gusta pensar que sí, y que Titanic podría haber acabado de otra forma.


LO QUE SÍ ESTÁ MERIDIANAMENTE CLARO ES QUE, SI NO HACEMOS NADA, EL ESCENARIO ALTERNATIVO SÍ SE PARECERÁ, CON TODA SEGURIDAD, A UNA OSCURA DISTOPÍA FUTURISTA


Cuando hablamos de frenar el cambio climático no nos referimos a cortar en seco ese cambio, sino a dirigirlo. A enfocarlo para que produzca, como resultado y tras mucho esfuerzo (nada de transformaciones mágicas), un mundo menos desigual, en el que los costes del calentamiento se repartan entre todos –especialmente entre quienes más tienen–, donde los países pobres (y los estratos de pobreza en países ricos, cada vez más amplios y dolorosos) no sean fosas sépticas en las que hundir todos los subproductos del calentamiento y los engranajes rotos que necesita la fábrica de riqueza del 1%. Un mundo en el que el calentamiento nos obligue a repensar la energía, el consumo, los cuidados, los indicadores de bienestar, cómo y por qué nos movemos, qué comemos y dónde lo cultivamos. Y no, ese mundo no es una utopía de color de rosa salida de un cuento infantil o un filósofo socialista del siglo XIX. Es un mundo imperfecto y mutable, incierto y aún así, mejor y más deseable. Lo que sí está meridianamente claro es que, si no hacemos nada, el escenario alternativo sí se parecerá, con toda seguridad, a una oscura distopía futurista. Aunque quizás en Blade Runner se equivocaron con aquello de la lluvia, mira tú por dónde.


En días como hoy, en los que las noticias azuloscurocasinegro campan a sus anchas, es difícil mantener la compostura climática, si se me permite la expresión. No derrumbarse. No, no albergo ni un engrudo de optimismo... pero sí esperanza. Una esperanza que nace del hecho de que cada vez más gente es consciente del estado en el que estamos. Que todos empezamos a entender qué pone en esas analíticas de sangre que antes sólo leían los médicos y ahora salen hasta en el informativo: huracanes, sequías, migraciones, contaminación. Esperanza porque sólo sabiendo la magnitud de lo que nos enfrentamos podremos aceptar los sentimientos que ello nos provoca, y seguir luchando. Esperanza también porque, a pesar de todo, el cambio climático no es un juego de solución binaria en el que se gana o pierde, y ello implica que, por muchas ganas que tengamos, tirar la toalla no es una opción.


Cada victoria, por pequeña que sea, es valiosa. Cada cambio de hábito, a nivel individual o colectivo, son gramos o kilos o toneladas de dióxido de carbono que no acaban en la atmósfera. Cada paso en la dirección de un mundo más humano es otro alejándonos de la línea roja de los informes del IPCC que, eso ya lo sabemos, no se equivocan por mucho que cerremos los ojos. Llevan treinta años demostrándonoslo: ¿cuántos más necesitamos para actuar?


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Andreu Escrivá es ambientólogo y Doctor en Biodiversidad. Autor de Aún no es tarde: claves para entender y frenar el cambio climático (PUV, 2018), Premio Europeo de Divulgación Científica Estudi General.

Noticias climáticas: La gran patronal europea se confabula contra la acción climática

Lamarea.com

Según Euractiv, la federación de patronales recomienda a sus miembros (entre los que está la CEOE), que mantengan una línea positiva “mientras se trate de un posicionamiento político sin implicaciones”.
Noticias climáticas: La gran patronal europea se confabula contra la acción climática
Inundaciones provocadas por el huracán Florence en Carolina del Sur (Estados Unidos). Foto: South Carolina Air National Guard/Flickr - Dominio Público

Ribera presenta su plan de choque

La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, presentó el miércoles en la comisión parlamentaria su “plan de choque para la Transición Energética”. La medida central del plan (y de la que más ha hablado esta semana la prensa en general) es la suspensión del impuesto del 7% que hasta ahora pesaba sobre la generación eléctrica, el sector que mayor cantidad de gases de efecto invernadero emite en España, junto con el del transporte. Algunos analistas han señalado que los altos precios de las emisiones de CO2 en Europa permiten al Gobierno prescindir de estos ingresos al proporcionar una fuente alternativa.
La recepción de la medida no ha sido unánime. Mientras que algunos medios y analistas la han celebrado como un acierto de Ribera y un paso seguro para reducir la factura de la luz, otros, como los portavoces de organizaciones de consumidores como FACUA o la OCU, aseguran que los consumidores y consumidoras apenas notarán la bajada. La ministra señaló que la suspensión será temporal.
Además del recorte fiscal, Ribera eliminará el conocido como “impuesto al sol”, que grava el autoconsumo y fomentará el autoconsumo compartido, así como varias medidas más en favor de las renovables y contra la pobreza energética. Asimismo, señaló, aunque con menos detalle, que promoverá el almacenamiento eléctrico y el crecimiento de una red de puntos de recarga para coches eléctricos.

La gran patronal europea planea boicotear las medidas climáticas

El miércoles, una comunicación interna filtrada por Greenpeace, revelaba que BusinessEurope, el principal lobby empresarial del continente, planea resistirse a un aumento de la ambición por parte de la Unión. Según Euractiv, la federación de patronales recomienda a sus miembros (entre los que está la CEOE), que mantengan una línea positiva “mientras se trate de un posicionamiento político sin implicaciones”.
Tanto el Comisario de Energía y Acción Climática, Miguel Ángel Arias Cañete, como el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, han apuntado a que la UE debería redoblar sus esfuerzos para avanzar hacia un modelo energético basado en renovables. La canciller alemana, Ángela Merkel, se ha mostrado contraria a aumentar la ambición.
El documento, señala El Periódico de la Energía, también invita a los miembros de BusinessEurope a que usen “los argumentos habituales” para minimizar el asunto, que minimicen la cuestión y que “desafíen el proceso” pidiendo informes de coste-beneficio y transparencia en los cálculos.

Otras noticias

Causas y causantes
  • El fondo de Abu Dhabi, al que pertenece la totalidad de la petrolera española Cepsa, ha anunciado que sacará a la venta el 25% de la misma, según informa El Periódico de la Energía.
  • Según un estudio de la ONG Transport & Environment, el número de vehículos diésel presentes en Europa sigue creciendo tres años después del Dieselgate. 
  • Reuters informa de que la UE ha lanzado una investigación para esclarecer si los fabricantes de coches alemanes Mercedes, Daimler y Volkswagen conspiraron para evitar el desarrollo de una tecnología de emisiones limpias.
  • La petrolera francesa Total ha adquirido la empresa de recarga de coches eléctricos G2mobility, según informa El Periódico de la Energía.
  • Un estudio del Centro Aeroespacial de Alemania (DLR) para Greenpeace ha establecido que, para que la UE cumpla los objetivos climáticos adquiridos en el Acuerdo de París, deben dejar de venderse coches, tanto de gasolina como diésel, en 2030 como muy tarde.
  • Otro informe de Greenpeace, recogido por EFE, acusa a 25 empresas productoras de aceite de palma de deforestar 1.300 kilómetros cuadrados en Indonesia. El mismo día, según informaReuters, el gobierno de Yakarta estableció una moratoria de tres años sobre cualquier nuevo permiso de producción de este aceite.
  • Caixabank, hasta ahora accionista mayoritario de Repsol, venderá su participación en la petrolera, que roza el 9%.
Greenwashing y negacionismo
  • Las petroleras Exxon y Chevron se unirán a la Iniciativa Climática del Gas y el Petróleo (OGCI), un grupo empresarial (al que pertenece Repsol) cuyos miembros se comprometen a reducir emisiones, incrementar su eficiencia energética y donar fondos para proyectos de energías limpias. El movimiento ha sido ampliamente criticado por activistas de diversos grupos, que han llegado a calificarlo como “greenwashing en su forma más elemental”, según informa Business Green.
  • Ecologistas en Acción ha denunciado, a través de un informe, que las etiquetas de la Dirección General de Tráfico están basadas en sistemas de homologación que no recogen los hallazgos delDieselgate, y por lo tanto no reflejan las verdaderas emisiones de los vehículos en España.
Luchas
  • El miércoles, el Reino Unido rechazó definitivamente expandir una de sus mayores minas de carbón, en el país de Gales. DeSmog UK recoge las reacciones de las personas activistas que llevan décadas luchando contra dicha extensión, y finalmente han salido victoriosas.
  • Un periodista murió el miércoles tras una carga policial en el bosque de Hambach (Alemania), que lleva años ocupado por activistas que tratan de evitar la expansión de una mina de carbón, propiedad de la empresa RWE.
Impactos
  • Durante la semana han continuado las labores de rescate en Filipinas, donde el super tifón Mangkhut afectó a alrededor de cinco millones de personas.
  • Los Estados de Carolina del Norte y Carolina del Sur, en la costa este de Estados Unidos, siguieron durante esta semana sufriendo los efectos de la tormenta tropical Florence. Las lluvias torrenciales y las inundaciones, que aún continuaban el viernes, han afectado a numerosas infraestructuras, han producido vertidos tóxicos, y han causado la muerte de al menos 40 personas y millones de animales.
  • La Comisión Europea ha revisado a la baja las previsiones de rendimiento de las cosechas del continente esperadas para la próxima primavera, citando como principal causa el excesivo calor y la sequía. El informe completo está disponible (en inglés) aquí.
  • Una investigación, publicada en Science y recogida por Reuters, advierte de que las inundaciones extremas de la cuenca del Amazonas son cada vez más frecuentes.
  • Los últimos cinco agostos han sido los más cálidos desde que hay registros, según el medio digitalMashable.
  • Científicos de la Universidad de Colorado en Boulder advierten de que se está produciendo una pérdida de hielo “extrema e inesperada” en el Ártico ruso.
  • Los conflictos y el cambio climático extremo amenazan con la hambruna a 39 países, según un informe de las Naciones Unidas.
  • Europa sufre su peor brote de fiebre del Nilo, que ya ha matado a 85 personas. La principal causa es el cambio en las condiciones climáticas, que favorecen la expansión de los mosquitos que transmiten la enfermedad
Ciclos de realimentación
  • Un estudio publicado en Nature y recogido por The Independent afirma que los objetivos climáticos del Acuerdo de París podrían ser sobrepasados “antes de lo previsto” por el deshielo del permafrost.
Políticas y diplomacia
  • Portavoces de la comisión que trata de establecer una hoja de ruta para el abandono del carbón en Alemania afirmaron el martes de la semana pasada que no se había alcanzado aún ninguna decisión sobre la fecha, después de que surgieran rumores de que esta se iba a situar entre 2035 y 2038 (lo que no gustó al mayor contaminante de Europa, la energética RWE). Más información en Clean Energy Wire.
  • Un informe del Observatorio del Clima y la Energía en Francia, recogido por Climate Home News, avisó de que el país galo no cumplió 8 de sus 9 objetivos climáticos en 2017.
  • Los ministros de Energía de la UE se reunieron de manera informal el pasado martes en Linz, Austria, para fijar su posición común sobre la Directiva de Diseño de Mercado Eléctrico, que tendrán después que negociar con el Europarlamento y la Comisión Europea. Entre los puntos que están sobre la mesa se cuentan los límites de emisiones para los mecanismos de capacidad
  • Los Estados de California y Nuevo México han denunciado al gobierno de Donald Trump por relajar la legislación sobre emisiones de metano, según informa The Hill.
Finanzas y economía
  • Según un informe del banco HSBC recogido por El Periódico de la Energía, las empresas se pasan a las finanzas verdes porque les reporta mayores beneficios, y no por cuestiones de imagen o éticas.
  • Un estudio de la OCDE publicado el martes afirma que los precios de las emisiones de carbono son demasiado bajos a nivel global para combatir el cambio climático.
  • El jueves, Polonia pidió a la Comisión Europea que abriese una investigación para esclarecer los motivos de la subida repentina de precios de emisiones de carbono, según informó Carbon Pulse.
Ciencia
  • Un estudio, calificado de histórico por el medio estadounidense Grist, ha establecido cuánto la contribución del cambio climático al huracán Florence, que azotó la semana pasada la costa este de Estados Unidos, en casi tiempo real. Según los autores, el calentamiento global ha supuesto un 50% más de lluvia, entre otros efectos.
  • Un calentamiento moderado del planeta, si se mantiene en el tiempo, puede fundir la capa de hielo de la Antártida Oriental, según personas investigadoras del Imperial College de Londres.
  • Un estudio de ingeniería publicado en la revista The Cryosphere sugiere construir muros directamente sobre el fondo marino para contener el colapso de los glaciares.
Tecnología y renovables
  • Los ministros de Energía de la UE, que se reunieron esta semana informalmente en Linz, acordaron impulsar el hidrógeno como fuente de energía y forma de almacenamiento. 
  • El vicepresidente ejecutivo del Instituto Mundial de los Recursos (WRI) advirtió esta semana, según Reuters, de que “retirar gases de efecto invernadero” de la atmósfera es crucial para evitar el sobrecalentamiento de la tierra.
  • Este verano se han batido varios récords de producción de energía solar en Europa, según información de SolarPower Europe. El Reino Unido registró en junio su mayor producción semanal, mientras que Alemania hizo lo propio con la mensual en julio.
  • Científicos de la Universidad de Purdue (Estados Unidos) han conseguido resolver algunos de los problemas para usar sodio (barato) en lugar de litio (caro) en baterías
  • Informa El Periódico de la Energía que la empresa alemana Magment ha desarrollado un tipo de asfalto que podría magnetizarse para recargar coches eléctricos por inducción mientras circulan

sábado, 29 de septiembre de 2018

Víctor Sampedro: “Los ‘mastergates’ revelan mucho más que la corrupción de la URJC”

Víctor Sampedro, catedrático de Opinión Pública en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), habla sobre la situación de la universidad en el marco de los casos sobre los másteres de cargos políticos.


Víctor Sampedro 2

Víctor Sampedro, catedrático de Opinión Púbica en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), ha sido testigo desde dentro del goteo de casos de másteres conseguidos de forma irregular por parte de cargos políticos. Cristina Cifuentes, Carmen Montón, Pablo Casado y Pedro Sánchez son los nombres sobre la palestra en una sucesión de casos que empezó en la URJC pero que ya ha puesto en entredicho a todo el sistema universitario madrileño.
Los casos de Cifuentes, Montón, Casado y Sánchez ponen sobre la mesa la endeble confianza en la educación universitaria española, ¿qué ha pasado para llegar a esta situación?  
Hacer títulos de excelencia, como es un máster, en la universidad española está muy difícil. Porque, al menos en la que yo trabajo, se apuesta por el número de matrículas, la masificación y unos resultados económicos abultados. Son objetivos contrarios a una educación pública de calidad. Y, más si estamos rodeados de pseudo-académicos, gentes sin trayectoria intelectual que buscaba funcionarizarse y, una vez logrado, hacen negocios. Con apoyo de sus contactos políticos montan titulaciones. Ellos se lucran y acreditan a sus protegidos que consideran la universidad un retiro dorado. No han salido todos a la luz y ni mucho menos se limitan a la URJC.
El resultado final es la degradación de la calidad de la docencia, las titulaciones y también de quien se matricula. Los ‘mastegates’ denunciados en mi universidad existen en otras muchas, en distintos grados y con importantes diferencias según áreas de conocimiento. Ese es el trabajo de evaluación y denuncia que nadie parece dispuesto a hacer.
Muy pocas universidades criticaron los casos que se han descubierto. Al contrario que con el ex-rector Suárez, ahora callaron. No tendrán rectores plagiarios (que ya es el colmo) pero quizás sí mastergates que esconder. 

Tú dirigiste un máster hasta este año.
Sí, hasta que la degradación de una parte del alumnado (que sin ser cargos políticos también pedían tratos de favor) y el contexto que nos rodeaba impedían mantener la calidad académica. No fue una decisión personal, yo estaba dispuesto a seguir peleándolo. Pero cerramos el único máster oficial en abierto que había en el mundo. Sí, en el mundo: clases magistrales abiertas a la asistencia libre de público y todos los materiales disponibles en la web, incluidos los Trabajos Finales de Máster. Fueron proyectos reales, que dieron lugar a organizaciones civiles, documentales... y, por supuesto, artículos y tesis académicas.

Soy parte interesada, claro. Pero además era una experiencia en la que una universidad pública colaboraba con el Ayuntamiento —la sede era el Medialab, tanto con Ana Botella como con Manuela Carmena—, y trabajábamos con multitud de medios de comunicación, organizaciones cívicas independientes... incluido El Salto. El cierre del máster es un buen ejemplo, porque la degradación del contexto desemboca en un alumnado que ha perdido la motivación y se cree capaz de imponer, por su fuerza económica, las condiciones de docencia y de acreditación. Se cortó por esto, había quien se permitió no ir a algunas clases. “Dame el título y no me molestes, que ya he pagado”. No eran Casado, Cifuentes ni Montón porque no tenían partido detrás. Eran minoría, pero como los anteriores disfrutaron privilegios y ventajas frente a sus compañeros, degradaban el título. 

¿Es el Plan Bolonia la causa? 
Todas estas nuevas titulaciones tienen su origen en Bolonia, que exigía adaptarse al marco educativo europeo y un desembolso presupuestario gigantesco. Suponía clases reducidas, incrementar las tutorías, las horas de estudio y de trabajo cooperativo entre alumnos y, por tanto, también la coordinación y supervisión del profesorado de esas actividades… Y esto, en vez de hacerse con más presupuesto, se hace con unos recortes brutales. En Madrid, se dobló el precio de los másteres. La precarización del profesorado aumentó: en la URJC se pagaba al profesorado la hora según el número de matriculados. Una lógica aberrante en cualquier otro país en el que yo haya trabajado, incluidos los llamados en vías de desarrollo.

Los gestores de los másteres tuvieron que recurrir a todo tipo de argucias para mantener la matrícula y la supervivencia. Todo esto en un contexto en el que la impunidad está asegurada por la endogamia y los pactos de silencio, incluyendo a un alumnado que, con excepciones maravillosas y nunca suficientemente reconocidas, solo busca titularse. Lógico que desemboque en una crisis universitaria que nadie quiere reconocer, porque las responsabilidades están divididas y repartidas. Pero también es obvio que los responsables directos son quienes han hecho caja y los alumnos VIP que han actuado como ventajistas. Se titulan con nuestros impuestos y, encima, sacan mejores notas sin hacer nada, devaluando la titulación de sus compañeros. Difícil de asumir como docente y como alumno, ¿no? 

¿Se podría haber hecho mejor o el problema fue el Plan Bolonia?
No, qué va. La universidad española era (y, en gran medida, sigue siendo) una institución obsoleta que no cumplía con los parámetros académicos internacionales. Y de pronto pretendió “europeizarse” sin presupuesto económico, plagada de gentes sin cultura ni trayectoria académica, sin conocimientos de gestión administrativa y toda una dependencia de tramas políticas (y, cuidado, también económicas y empresariales) que vulneran la autonomía universitaria.

La Asamblea de Madrid, los rectores españoles —la CRUE— y propio ministro de Cultura han invocado la autonomía universitaria para no hacer nada en la URJC. Es como si yo la invocase para no dar clase. Se desentienden del control que están obligados a hacer. Más necesario que nunca por el descontrol institucional que se ha descubierto. No sólo en la URJC, insisto. 
Todos y cada uno de los agentes de la estructura de poder de la Comunidad están implicados en una trama de favores mutuos y de chiringuitos privados
Pero fue el Plan Bolonia lo que hizo que se agravase esta situación… 
Bolonia tampoco es “mi” plan. Nunca lo fue. Agravó la situación por cómo se ha hecho. La universidad española anterior no era mucho mejor, excepto que garantizaba más el acceso de las clases populares. Pero impartiendo una educación que, insisto, no les permitía competir en un contexto internacional.
Bolonia mercantilizó la universidad, sin duda. Pero aquí, claro, fue un mercado a la española. Se apoya en tramas y favores de cargos del Estado. Las clientelas políticas y “universitarias” pactan integrar todos los actores relevantes en las estructuras de poder. Lo que ocurre en la Rey Juan Carlos es un modelo calcado de las “Black cards”. Todos y cada uno de los agentes de la estructura de poder de la Comunidad de Madrid están implicados en una red de chiringuitos y favores mutuos. Esta es la cuestión. Todos son cómplices. También los “de izquierda” y, por supuesto, los sindicatos.
Los sindicatos mayoritarios son parte de la estructuras de poder en los rectorados. Prueba de ello es que no han convocado, ni siquiera apoyado en firme, ni una sola protesta. Y no ocurre solo en la URJC, también en la Complutense que no explica las notas regaladas a Casado. Ya vale de pegarle al muñeco idiota de la URJC, que ya tiene bastante con llevar el nombre del Borbón. Hemos visto que la universidad pública más antigua de Madrid (la UCM) y la más moderna (la URJC) tienen prácticas dudosas y semejantes; como la universidad privada Camilo José Cela (CJC), con la tesis de Sánchez. Aunque es otro caso.
El problema [con la tesis de Sánchez] es que la defendiese en una privada con un tribunal de amiguetes, coautores, y que, además, un presidente socialdemócrata y de izquierdas la hiciese sobre diplomacia mercantil, es decir, sobre la diplomacia que pueda hacer el IBEX35 
Hasta ahora se mostraba a la URJC como el epicentro de esta “compra” de másteres, pero ya salpica a muchos más centros.
Arrastramos clichés que ya resultan cansinos, señalo dos. Uno, “la Rey Juan Carlos es del PP”. Claro, la montaron ellos: como antes el PSOE, la Carlos III. Pero, por favor, que las profesoras que firmaban las actas de aquel engendro de Instituto de Derecho Público militaban en IU. Que además rebajaban la matrícula por militar en el PP y el PSOE, como la ex miniStra Montón. Y que CC OO ha sido el pilar del rector actual y de los dos anteriores. Y segundo cliché, no nos confundamos de muñeco a batir. La URJC tiene problemas gravísimos, manifiestos e intolerables. Pero son sintomáticos de lo que ocurre en la universidad pública y, no en menor grado, en la privada. En la Complutense Casado pudo hacer dos carreras meteóricas. Podríamos decir que, por lo menos, le regalaron un grado. Yo creo que, comparativamente, agravia a mucha más gente, licenciada y graduada, que un máster. Y la tesis de Sánchez retrata a algunas privadas, como una vía de entrada académica de segundo orden. El Presidente no copió la tesis, hizo una tesis mediocre, que quizás mereciera un aprobado. Pero, tal como están las cosas en algunos sitios (en otros no, conste) le cayó el sobresaliente cum laude automático. Llevo dos décadas formando a gente, formándonos juntos, y le ponen la misma nota a quienes hacen un trabajo serio que a los que presentan un aliño de última hora. 

¿Qué hizo mal, entonces, Sánchez? 
La cuestión de fondo es defender su tesis en una privada, con un tribunal de amiguetes y coautores. Y que, diciéndose socialdemócrata y de izquierdas, que la hiciese sobre diplomacia mercantil, es decir, la del IBEX35. Las mismas corporaciones a las que Sánchez acusó de no haberle dejado gobernar con Podemos hace dos años. Tenemos un nivel de debate y de reflexión sobre este tema realmente rastrero. Solo parece importar el enemigo político a batir, llevándose la Universidad por delante. Sí, es cierto, Sánchez no es lo mismo que su ex-ministra, pero adoptaron la misma táctica de defensa que el PP. Y con eso hay que acabar ya. Y con el periodismo que hace caso a gente que no enseña los papeles también. 

Y, frente a esto, ¿qué hacer? 
Pues hacer frente, en todos los frentes. Los estudiantes más interesados e interesantes, los vocacionales están solos, desprotegidos y minorizados. No solo por las estructuras sino, fundamentalmente, por el conjunto de sus compañeros, que viven en la apatía. Hemos salido a la calle y éramos casi más profesores que alumnos para proteger los másteres. Muchos y muchas asumen: “yo me voy a acreditar y todo lo demás me importa nada, ni mis compañeros ni el valor de mi título. Lo que quiero es un título exprés, porque ya sé que está devaluado”. Aceptarían un título regalado porque, precisamente, parten de que no vale nada.
Y, sin embargo, somos muchos y muchas los que disfrutamos un montón estudiando y poniendo en común. Debatiendo el presente y prototipando nuestro futuro, re-inventando perfiles profesionales para tener más autonomía individual y un impacto social emancipador. El tercer año de máster tuve que dar las clases en mi casa, porque el seminario le parecía demasiado provocativo a los gestores del Medialab. Se entiende, eran tiempos de Ana Botella. Empezamos así: “Con Coetzee pensamos que puede que la auténtica universidad deba trasladarse a casas particulares y conceder títulos cuyo único respaldo será los nombres de los profesores que los firmen”. Al final, del cole y de la uni, con lo que te quedas es con algunos profes ¿no? Pues nosotros con algunos alumnos y alumnas.
Limpiemos, pues, las casa común que es la Universidad (con mayúsculas, sea pública o privada) y abramos las nuestras, montando campus de los que nadie pueda desalojarnos.