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jueves, 30 de septiembre de 2010

LA JUNTA GENERAL DEBERÁ RESPONDER ANTE EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL POR ENCUBRIR LA DEDOCRACIA DE LA PROCURADORA


El Conceyu por Otra Función Pública n´Asturies acaba de interponer recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional frente a la decisión de la Junta General del Principado de Asturias de archivar la petición de investigación de la gestión de personal de la Procuradora General. La denuncia presentada por esta asociación advertía que, después de cinco años de funcionamiento de esa Institución, no había realizado ni una sola convocatoria pública para la selección de su personal, de tal manera que la totalidad de la plantilla se encontraba colocada a dedo.

La respuesta de la Junta General del Principado en la que se archiva la petición de esta asociación, después de “tomar nota” de la misma y conceder un plazo prudencial para el desarrollo de ese Organismo, supone un encubrimiento manifiesto de las malas prácticas administrativas de la Procuradora General, del que son corresponsables los tres partidos con representación parlamentaria, PSOE, PP y IU, que a la hora de repartirse el botín, han actuado con una llamativa unanimidad.

Pero también, el archivo de la reclamación pone en evidencia el desprecio de los parlamentarios hacia el propio Reglamento de Funcionamiento de la Junta General, que obligaba a tramitar la reclamación, dando audiencia a esta asociación ante la Comisión de Peticiones. Tal parece que los representantes del pueblo asturiano no querían oír de viva voz que la Institución encargada de proteger los derechos fundamentales de los asturianos tenía suspendido el derecho fundamental de acceder a los puestos públicos en condiciones de igualdad

Ahora ya conocemos el resultado de ese periodo de espera concedido por la Junta General a la Procuradora: una plantilla de personal , publicada en el BOPA de 27 de septiembre, en la que de 18 puestos de trabajo, 15 se nombran por el procedimiento del dedo.

Oviedo, 30 de septiembre de 2010
La Junta Directiva del Conceyu por Otra Función Pública n´Asturies


LA XUNTA XENERAL VA RESPONDER ÉNTE’L TRIBUNAL CONSTITUCIONAL POR TAPECER LA “DEUCRACIA” DE LA PROCURADORA XENERAL.


El Conceyu por Otra Función Pública n´Asturies ta acabante de presentar recursu d´amparu énte´l Tribunal Constitucional escontra la decisión de la Comisión de Pidimientos y Rellaciones cola Procuradora Xeneral de la Xunta Xeneral del Principáu d´Asturies d´archivar el pidíu d´investigación de la xestión del personal de la Procuradora Xeneral. La denuncia presentada por esta asociación alvertía que, dempués de cinco años de funcionamientu, la Institución nun ficiere nenguna convocatoria pública pa la escoyeta del so personal, de mou talu que la totalidá de la plantía alcontrábase colocada a deu.

L’archivu de la denuncia per parte de la Xunta Xeneral del Principáu, tres “tomar nota” de la mesma, supón un tapecimientu dafechu de les males práutiques alministratives de la Procuradora Xeneral, del que son responsables los tres partíos con representación parlamentaria, PSOE, PP y IU, que nel intre de repartir el botín, actuaron con una percuriosa unanimidá.

Arriendes d’ello, l´archivu de la reclamación pon n´evidencia'l despreciu de los parllamentarios pol propiu Reglamentu de Funcionamientu de la Xunta Xeneral, qu´obliga a tramitar la reclamación, dando-y audiencia a esta asociación énte la Comisión de Pidimientos. Tal paez que los representantes del pueblu asturianu nun queríen oyer de viva voz que la institución de la Procuradora Xeneral tenía suspendíu´l derechu fundamental d´aportar a los puestos públicos en condiciones d’igualdá

Agora yá conocemos el resultáu d´esi periodu d´espera concedíu pola Xunta Xeneral a la Procuradora: una plantía de personal , espublizada nel BOPA de 27 de setiembre, na que de 18 puestos de trabayu, 15 nómense pol procedimientu del deu.

Uviéu, 30 de setiembre de 2010

La Xunta Direutiva del Conceyu por Otra Función Pública n´Asturies

miércoles, 22 de septiembre de 2010

La enfermedad de un empleado público no puede perjudicar su carrera profesional




Así lo acaba de declarar la sentencia de 21 de julio de 2010 del TSJ de Asturias (Sala de lo contencioso - administrativo, recurso 641/09), estimando la demanda interpuesta por el Sindicato de Auxiliares de Enfermería (SAE) frente a la Resolución de 13 de junio de 2008 de la Dirección Gerencia del Servicio de Salud del Principado de Asturias por la que se desarrollan los criterios de evaluación del desarrollo profesional del personal estatutario fijo del SESPA.

Esta resolución administrativa establecía el disparate de descontar puntos en la evaluación profesional por cada mes en el que el trabajador estuviera de baja por incapacidad temporal derivada de enfermedad común.

La Sala de lo contencioso - administrativo del TSJA razona, aplicando el sentido común, que "no puede ligarse la situación de incapacidad laboral transitoria a un elemento en la carrera profesional...ya que en nada pueden relacionarse los efectos y causas de esa situación con los efectos de una organización jurídica que deben estar al margen de los padecimientos físicos de sus empleados".

La sentencia del TSJA anula la regulación de ese criterio "por ser claramente discriminatorio con el resto de empleados que por suerte no han estado en esa situación de incapacidad transitoria"

Aunque los responsables políticos del SESPA parecían no saberlo, el trabajador no elige voluntariamente enfermar y no se le puede castigar profesionalmente por ello.

sábado, 18 de septiembre de 2010

La cabeza bajo el ala


RAFAEL ARGULLOL

El País 17/09/2010

El verano, propicios siempre para ser informados de noticias que olvidamos durante el invierno, ha dejado constancia de que, según las últimas valoraciones, ninguna universidad española está entre las 200 más importantes del mundo. En la anterior lista había una -la Universidad de Barcelona-, pero en la actualidad también ha desaparecido. Hubo unos cuantos comentarios en los periódicos, aunque no creo que esta información haya amargado las vacaciones a demasiada gente. Unos días después de esa noticia La Vanguardia dedicaba una doble página al negocio de la prostitución en España y, además de indicar las fabulosas ganancias que implicaba para las mafias, ofrecía, no sé bien a través de qué medios, un cálculo de las prestaciones anuales requeridas por los varones españoles: 15 millones, un récord en Europa y todo un índice de la salud sexual, y no sexual, de la sociedad española.

En la misma doble página, en un recuadro, los periodistas advertían que la prostitución era el segundo negocio con más volumen de beneficios, únicamente por detrás del de las armas, pero por delante del de las drogas. No me quedó claro si por "armas" se entendía la fabricación y exportación legal o directamente el tráfico ilegal de armamento; de ser esto último la capacidad recaudatoria del pobre Estado quedaría aún más mermada, tras no sacar provecho alguno del dinero negro procedente de las drogas y la prostitución. De todos modos no hay ningún indicio de que la alarma suscitada en la comunidad sea particularmente grave. Negocios tan rentables, al fin y al cabo, no son fruto de un verano, sino la consecuencia de delitos perpetrados a lo largo de años y a la vista de todos. Nadie puede escandalizarse, más allá de cuatro comentarios fugaces.

Sin embargo, como pueden comprobar, el panorama es bastante coherente. Un país que asiste impávido a la sedimentación del delito, como ocurrió también, durante décadas, con la especulación inmobiliaria, ¿para qué necesita buenas universidades? Si lo que prevalece es la corrupción y la ganancia fácil por encima del mérito, ¿a qué viene rasgarse las vestiduras cuando las estadísticas incordian con sus fríos números señalando a tantos jóvenes predispuestos a la apatía a falta de otras posibilidades? ¿Cuántos españoles se sienten responsables del desastre educativo?

Creo que necesitaríamos muy pocas manos para contarlos con los dedos. Evidentemente, los culpables son siempre los otros. En especial hay dos figuras que son vistas como monigotes del pim-pam-pum sobre los que lanzar las reacciones airadas cuando emerge un problema: el maestro y el político. Esteúltimo, protagonista de un paisaje utilitarista y sin ideas, incorpora a su profesión el riesgo de ser señalado constantemente; los italianos, que saben bastante de estas cosas, ya hace mucho que han asociado el mal tiempo con el porco governo. Por su parte, el maestro, como está en la primera línea del frente, es el depositario directo del colapso educativo.

Lo grave, e hipócrita, de esta concepción es ignorar que, en realidad, se trata de un fracaso ciudadano que implica la entera percepción de la democracia. Treinta y cinco años después de la muerte de Franco, y con la octava economía del mundo -según se ha alardeado-, España es incapaz de tener una universidad de prestigio mundial. Y hay algo peor. A casi nadie parece importarle. O bien se trata de un fracaso de la democracia, tal como históricamente se ha entendido este modelo político, o bien hemos instaurado una democracia de otro tipo, innovadora y vanguardista, para la cual es mucho más decisivo tener una selección de fútbol campeona del mundo que una universidad entre las primeras del planeta. Si se hacen encuestas a este respecto es casi mejor no saber los resultados. Aunque también podría ser que nos estuviéramos adelantando a todos al ensalzar la ignorancia y despreciar el conocimiento, y constituyamos la vanguardia del siglo XXI.

Pero si hay que entender la democracia tal y como la entendieron humanistas e ilustrados el fracaso es evidente, y no atañe solo a los políticos y a los maestros, sino a todos los ciudadanos. Hay unanimidad en que el sistema educativo es un desastre, pero lo insólito sería que tuviéramos buenas escuelas y universidades en medio de la indiferencia general. Es cierto que gran parte de la Universidad española se halla en caída libre como consecuencia de sucesivas reformas ineficaces y de una burocratización sin límites que acaba premiando a los mediocres, pero no es menos cierto que los buenos -o excelentes- profesores que sobreviven lo hacen en un ambiente descorazonador en el que la falta de estímulos procede, en primer lugar, del escaso interés y prestigio del conocimiento en el seno de la comunidad.

A través de la sempiterna pantalla de televisión -con un consumo medio de tres horas diarias por habitante- los adolescentes son informados puntualmente de que los héroes son deportistas multimillonarios, los especuladores, los tertulianos gritones, las prostitutas de lujo y toda esa chusma que se pasa el día juzgando y sentenciando a los demás. Este esperpento permanente transmite un mensaje claro: ¿para qué sirve la cultura?; para nada, pues lo que sirve es la palabra hueca, la neurona lenta y la rapiña veloz. Y frente a esa invasión la resistencia de los ciudadanos, hay que reconocerlo, es escasa. La conciencia crítica disminuye hasta casi anularse, empezando por la que atañe a la vida política, pero con repercusiones en todos los estratos de la sociedad. Con estar atentos a la pobreza del lenguaje utilizado por los españoles, desde el que se usa en los Parlamentos hasta el que se puede escuchar en los restaurantes, uno puede formarse una idea bastante nítida de la situación.

No nos engañemos. Políticos sin grandeza y profesores desorientados solo son responsables secundarios de la escasísima formación media de los jóvenes; el responsable directo es el ciudadano-avestruz, el protagonista de una democracia fraudulenta en la que se enfatizan los derechos y se rehúyen los deberes, siempre mirando hacia otro lado o con la cabeza bajo el ala. El ciudadano-avestruz nada quiere saber de la destrucción del litoral mientras esto no vulnere sus intereses; nada le afecta la corrupción mientras no se grave su bolsillo; en nada le concierne el asentamiento de las mafias mientras él pueda ir tirando; le importa un comino tener o no tener buenas universidades mientras la diversión esté asegurada. Siempre podrá acusar a los políticos -reclutados a su imagen y semejanza- de sus errores. Porco governo. El espantapájaros.

Lo malo es que finalmente se consigue una democracia de avestruces; todos con la cabeza bajo el ala y, por supuesto, sin mirar nunca de frente.

Rafael Argullol es escritor.

viernes, 10 de septiembre de 2010

La paradoja de la libre designación



Ignacio Pérez Sarrión
Fundación esPúblico
www.administracionpublica.com

Sería bueno que desde alguna instancia se repasaran los boletines oficiales del Estado y de las comunidades autónomas y se recopilaran datos acerca del número de plazas que se convocan a través de este sistema y asimismo se hiciese una relación de la categoría de las plazas (quizás algún “Observatorio…”Podría crearse un Observatorio de la Libre Designación…). Llegaríamos probablemente a la conclusión del verdadero abuso del sistema que se hace impunemente desde hace largo tiempo.

Porque el funcionario público no deja de ser una persona cualificada que está al servicio de la Administración Pública, es decir, al servicio de los intereses públicos y generales, independientemente del partido que esté en el poder en la institución en la que sirve. Si principio básico del funcionario es el servicio público, la imparcialidad y la objetividad en su sentido más puro puesto que percibe un sueldo de los contribuyentes, no menos cualificado principio es el de su independencia que se lo da ni más ni menos la legislación a través de su régimen estatutario específico. Y el de su preparación técnica o cualificación profesional para desarrollar su labor.

Y sentados los principios que caracterizan al funcionario que son como se indica el servicio público, la independencia e imparcialidad y la preparación técnica, se puede constatar que falla el sistema por su base cuando en una administración -pongamos la Comunidad Autónoma- un jefe de servicio ya es un cargo que se ocupa por el sistema de libre designación. Obviamente no cabe sino concluir que la clase política desconfía abiertamente de los servidores públicos profesionales cuando buscan al funcionario-amigo-simpatizante del partido, para que ocupe una simple jefatura de servicio. O pongamos otro ejemplo más flagrante: los ayuntamientos grandes y diputaciones tienen la potestad de nombrar mediante libre designación entre funcionarios, habilitados nacionales (ahora estatales), al secretario, al interventor y al tesorero. Es decir, nombra libremente a aquél que tiene que dar fe de los actos y acuerdos que toma y que tiene que asesorar sobre la adecuación a la legalidad de los mismos, al interventor, que debe fiscalizar internamente las cuentas municipales para que se respeten los principios del gasto público y se realice conforme a la legalidad y al tesorero, que no es sino aquel que dispone efectivamente de los fondos municipales y que debe ejercer la responsabilidad de la gestión recaudatoria y realizar efectivamente los pagos ordenados por el Alcalde e intervenidos previamente por el Interventor. Paradojas o, dicho de otra forma, el mundo al revés. Porque ¿qué especial relación de extraña confianza (que es lo que legitima la libre designación) debe haber en estos funcionarios? ¿O es que quizás se desea a toda costa personas sumisas que callen ante hipotéticas irregularidades municipales?

Creo en consecuencia que si la libre designación nació en cierto modo con el propósito de poder cubrir determinadas plazas sin necesidad de tener que recurrir al escalafón, para poder valorar cualidades personales que no constan en la antigüedad o en el currículum y que pueden ser perfectamente legítimas, el sistema se ha pervertido tanto que no es sino un modo fácil de -en muchas ocasiones- rodearse paniaguados silentes, de leales amigos o de compañeros de partido o sumisos empleados.

Las líneas de acción política las dictan los dirigentes políticos legítimamente elegidos a través de las urnas como no podía ser de otra forma. Pero la acción administrativa debería estar en mano de los profesionales de la administración pública, de los funcionarios. Porque si tan poco conveniente fue la tecnocracia, tampoco parece que lo sea el sistema actual. La perversión del sistema además conduce al posible desinterés del funcionario ya que puede concluir evidentemente que los méritos objetivos como la formación, no valen de nada en su carrera profesional y en vez de tratar de ampliar la misma y llegado a un determinado techo, puede caer en falta de estímulos y motivaciones para seguir teniendo el mismo interés.

Urge por tanto que nuestros dirigentes políticos hagan una reflexión moral acerca de la utilización del sistema de libre designación, independientemente de que las normas permitan dar viso de legalidad a multitud de nombramientos. Quizás tendríamos entonces una administración más eficaz, transparente y profesional.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

El "cable" burocrático asturiano, en el nº 10 de la revista Atlántica XXII

Portada del décimo número de Atlántica XXII


En el nº 10 de la revista asturiana de información y pensamiento Atlántica XXII se incluye el artículo El "cable" burocrático del clientelismo, de Javier Alvarez Villa, en el que se analizan las relaciones entre la burocracia y el poder político en Asturias

Sumario

Información
Dossier huelga general: Colos sindicatos mal, ensin ellos peor. Jesús González.
Du Pont, una multinacional sin sindicatos. Jesús González.
Alimerka, modelo para los políticos, infierno para los trabajadores. Carlos Martín Tornero.
Los suicidios en France Telecom. M. Daniel Rodríguez.
¿Por qué no explotan los jóvenes explotados? Bernardo Solís.

La soberbia del título. Berta Suárez Hevia.
Galería de heterodoxos: Teodulfo Lagunero.

Afondando
No es la economía, estúpido. David M. Rivas.
El "cable" burocrático del clientelismo. Javier Alvarez Villa.
La mercantilización de la medicina: lo que vale un congreso. Elena Plaza.
Guerras de la memoria. Francisco Erice.
Teverga, una represión ejemplar. Patricia Fernández.
La histórica tradición antitaurina asturiana. Sergio Sánchez Collantes.
Javier Bueno, el recuerdo agridulce de otro periodismo. Mirta Núñez Díaz-Balart.
CIA, Mafia y exilio cubano, tras el asesinato de J.F.Kennedy. Julio Antonio Vaquero.
"Apartheid" en Palestina. Luciana Coconi.
Multinacionales españolas, los nuevos conquistadores de Latinoamérica. Pedro Ramiro
Las izquierdas y el problema de España. Diego Díaz.
Saramago, intelectuales sin megáfono. Francisco Faraldo.

Cultures
Entrevista a la escritora Berta Piñán. Sergio C. Fanjul
Caza de brujas en la Consejería de Cultura. Nacho Pandavenes.
La crisis de la cultura presencial. Redacción.
Festival de Lorient, la identidá rentable. Inaciu Llope.
Crónicas desde el olvido: Julián Ayesta. El casting de Milio Rodríguez Cueto: Francisco Alvarez Cascos. Asturies Underground: El bulevar de la música. Manolo D. Abad.
El Teatro Precario de Maxi Rodríguez: ¡Que vienen, que vienen!

Articulos de opinión:
Xuan Cándano, Gregorio Morán, Santiago Alba Rico, Faustino F. Alvarez, Georgina Fernández, Fonsu Velázquez y Elena Carantoña.

Tira
Adolfo Manzano y Alberto Cimadevilla.
Fotografías:
Mario Rojas, Paco Paredes, Eloy Alonso, María Arce, Isabel Permuy, Mara Villamuza, Joaquín Bilbao, Fernando Robles y Alejo Fernández.

Ilustraciones: Alberto Cimadevilla
Portada y maquetación: Amelia Celaya.
Página artística: Rosa Manzano. Puedes ver los números anteriores de la revista en la sección Archivo.