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lunes, 5 de octubre de 2009

¿Polarización ideológica o económica? Relaciones entre los medios y el poder político y corporativo




Juan Carlos de Miguel y Víctor Pozas,
profesor catedrático y profesor doctor en Comunicación Audiovisual y Publicidad de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea.
VIENTO SUR Número 103/Mayo 2009

"Instrumentalización de los medios de comunicación privados.
En España no es difícil encontrar relaciones entre empresarios y propietarios de los medios con el poder o con los partidos políticos. Esto permite a los titulares de los medios conseguir favores políticos que se traducen en nuevas posibilidades de crecimiento para las empresas de comunicación.
En el caso inverso, sin embargo, resulta más difícil establecer relaciones de causa efecto, por cuanto la utilización de los medios está magnificada.
Los grupos de comunicación utilizan la política para favorecer su crecimiento, mientras que el proceso opuesto tiene más matices y complejidades. En el caso de Berlusconi, la hipótesis más extendida es que también utiliza la política para el crecimiento de su imperio mediático.
La Italia berlusconiana es el paradigma de la relación directa e inversa entre poder político y mediático, porque utiliza los medios para hacer política, a la vez que entra en política para favorecer a sus medios.
Berlusconi, además de ser primer ministro, posee los tres canales de televisión privados más importantes del país (Canale 5, Italia 1 y Rete 4), y el principal grupo publicitario (Publitalia 80, Digitalia 8 y Publieurope) y es accionista mayoritario de uno de los mayores grupos editoriales de prensa transalpina (La Mondadori).
Su hermano Paolo es el dueño del periódico Il Giornale, y su mujer –Verónica Lario– es propietaria del diario Il Foglio.
Pero incluso esta situación de control mayoritario de los medios por parte de un grupo político no conlleva siempre resultados positivos en lo político-electoral, como refleja el hecho de que Berlusconi perdiera las elecciones legislativas en dos ocasiones, en 1996 y en 2006.
Cada país mantiene sus diferencias: mientras en Italia los propietarios de los grandes diarios tienen intereses en la industria química, automovilística o de máquinas de oficina, en España la mayoría de diarios están en manos de grupos mediáticos, eso sí, con fuerte presencia financiera.

Una primera aproximación al modelo mediático en España permite considerar dos grandes grupos de comunicación, caracterizados políticamente. Por un lado, el polo PRISA (El País, As, Cinco días, SER, Cuatro) y por otro el de El Mundo (ElMundo, Expansión, Marca, Radio Marca, Veo TV) . Afín al PSOE el primero, y al Partido Popular, el segundo.
Aún sin una identificación total de las empresas con los partidos, tanto PRISA como El Mundo se convirtieron en un soporte sólido del proyecto socialista de Gonzalez y popular de Aznar, respectivamente.
Dicho apoyo no excluyó críticas parciales y desacuerdos puntuales, jugando ambos grupos unas veces el papel de asesores y controladores de la buena marcha de los proyectos políticos a los que prestaban su apoyo, y otras veces el de duros aguijones desvelando determinadas vergüenzas del proyecto adversario.
Hoy, a Zapatero se le atribuyen simpatías, recíprocas, con Mediapro (Público y La Sexta)
Si se consideran los ámbitos autonómicos, la polarización es más compleja, porque los actores mediáticos son otros, y el panorama está mucho más fragmentado.
Así, por ejemplo en Bizkaia y Gipuzkoa, los líderes en ventas son diarios del grupo El Correo, y son “más de centro”. Existe además prensa nacionalista, que complica el análisis de izquierda o derechas.
En Catalunya, por otro lado, La Vanguardia sigue una tradición no escrita de adecuamiento de su dirección a los cambios de gobierno.
Y como se analizará más adelante, el panorama de los medios aún es más complejo, si se tienen en cuenta las pugnas internas entre grupos privados de comunicación situados aparentemente en el mismo recuadro ideológico, como es el caso de PRISA e Imagina.
Politización de la radio y televisión públicas.
En España, lo mismo que en Grecia, el partido gobernante controla los medios públicos. Tanto a nivel estatal, como autonómico no existe ningún organismo independiente de gestión del audiovisual como en la mayoría de los países europeos.
Resulta imposible eliminar toda influencia entre el ámbito mediático y el político, especialmente en relación a la radio y a la televisión pública, sobre todo a través del nombramiento de órganos de dirección, de gestión y de ase-soramiento en dichos medios.
En España esta relación ha sido estrecha, y de manera muy lenta se van tomando algunas medidas para que dicha relación sea más independiente.
La politización progubernamental de los medios públicos fue patente en los gobiernos de Suárez, Calvo Sotelo, González y Aznar. Con la llegada de Zapatero se introdujeron pequeños cambios que han propiciado una presencia más equilibrada de las posiciones de los dos principales partidos españoles: PSOE y Partido Popular. Sin embargo en los medios públicos estatales ha continuado un tratamiento sectario en relación a las posiciones nacionalistas de las autonomías periféricas.
De forma paradójica el posicionamiento oficialista de los medios públicos autonómicos ha sido y continúa siendo aún más descarado si cabe. Una buena parte de estos medios se han convertido en oficinas paralelas de Relaciones Públicas de los partidos en el poder en los respectivos gobiernos autonómicos.
El clientelismo: explicación alternativa al modelo del Sur.
Una característica del modelo mediterráneo es que tres de los países citados accedieron recientemente a la democracia y en los cuatro está presente el fenómeno del clientelismo, relacionado con la debilidad del sistema democrático.
“Clientelismo”, o en su forma más coloquial caciquismo se refiere a un “modelo de organización en el que el acceso a los recursos sociales es controlado por quien posee el poder y lo facilita a cambio de diferentes tipos de apoyo” (Hallin y Mancini, 2008). Indudablemente de la definición se desprende el carácter asimétrico de poder.
En el panorama de los medios el clientelismo ha estado presente en las poco más de tres décadas de democracia.
En España, como se analiza después, fue evidente la relación clientelista entre Jesús de Polanco/ PRISA y los gobiernos del PSOE de Felipe González , así como la vinculación de Telefónica con el gobierno de Aznar.
Un ejemplo más reciente de flagrante clientelismo tuvo lugar en agosto de 2006, cuando el Gobierno de la Comunidad de Madrid presidido por Esperanza Aguirre del Partido Popular concedió 30 licencias para televisiones locales. El criterio sobre el que la Comunidad de Madrid basó su decisión, era teóricamente la pluralidad informativa, pero resulta fácil observar que la mayoría de los concesionarios pertenecen al ámbito de la derecha española: COPE, Libertad Digital (Jiménez de los Santos), Arzobispado de Madrid, El Mundo, Onda Cero, Intereconomía TV, Kiss TV, Canal 7 y TV Digital de Madrid. Esta última obtuvo 10 licencias y está controlada por Enrique Cerezo, presidente del Atlético de Madrid
Quedaron sin licencias el grupo PRISA, la televisión alternativa de Vallecas –Tele K– que llevaba 12 años funcionando, Prensa Ibérica y Grupo Zeta, situadas en el centro y centro izquierda respectivamente"
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