La profesión periodística se devalúa año tras año por los efectos de una crisis que no cesa. Al deterioro progresivo de las condiciones laborales hay que añadir, de un tiempo a esta parte, la menor independencia que perciben los periodistas en el ejercicio de su trabajo.
La falta de libertad periodística está íntimamente relacionada con la existencia de presiones sobre el profesional a la hora recoger ciertos elementos en sus informaciones. Una situación incómoda que, a fuerza de sacarse a la palestra, ha terminado por ser asumida entre los profesionales de la información y cada vez más promovida desde los departamentos de comunicación.
Así lo constata la Asociación de la Prensa de Madrid (APM) en su último Informe anual de la profesión periodística. En él pone de manifiesto que el 81% de los periodistas reconoce haber recibido presiones a lo largo de su vida profesional. Si bien este porcentaje crece a un leve ritmo del 1% anual, es 20 puntos superior al que registraba la misma encuesta hace diez años.
Como fuere, las coacciones afectan por igual tanto a periodistas contratados como a los autónomos. El informe destaca porcentajes similares entre los que reconocen ceder a las presiones en el primer grupo (75%) y el segundo (72%). Situación que lleva a que dos de cada tres profesionales de la información hayan ejercido sobre sí mismos alguna forma de autocensura.
El 80% de los periodistas reconoce que el medio realiza una cobertura informativa favorable de una empresa o institución en cuestión a cambio de publicidad
El informe de la APM destaca como novedad la frecuencia con la que el medio realiza una cobertura informativa favorable de una empresa o institución en cuestión a cambio de publicidad. Tan solo el 18% de los contratados y el 9% de los autónomos dicen que esta práctica no se hace nunca.
Habitualmente la presión procede directamente de los directivos del medio para el que trabaja el periodista (64% de los contratados y 68% de los autónomos), y tienen su origen en los intereses particulares de las mismas empresas (44% y 49% respectivamente).
Las coacciones también llegan de los poderes políticos (16% y 20%), económicos (13% y 26%) y agencias de comunicación o gabinetes de prensa (8% y 20%). Dentro de estos últimos resulta llamativo que casi ocho de cada diez comunicadores consideran que tienen que ejercer algún tipo de presión.
De los 468 consultados, el 20% dice hacerlo en muchas ocasiones, si bien más de la mitad de las ocasiones suelen cumplir órdenes de alguien superior. Niguno de los comunicadores contratados admite que esta decisión haya salido siempre de él, frente al 7% que admite tomar la iniciativa muchas veces y el 15% eventualmente.
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