Entrevista a los economistas Josep Pijoan-Mas y Manuel García-Santana
La culpa no fue del ladrillo. Los economistas Manuel García-Santana
(de la Universitat Pompeu Fabra) y Josep Pijoan-Mas (del Centro de
Estudios Monetarios y Financieros) han descubierto que, si en España la
productividad se redujo mientras la economía crecía en los años previos a
la crisis, no fue por el sector de la construcción. Fue por un sistema
económico clientelar que no favorece a los mejores proyectos
empresariales. Sus resultados aportan una importante lección de cara al
futuro: ahora que las condiciones que propiciaron el crecimiento antes
de la crisis han desaparecido, la economía española no podrá volver a
crecer a menos que corrija esta cultura clientelar. O regeneración o
declive.
¿Qué les motivó a emprender esta investigación?
M.G-S.
Que España vivió un periodo de crecimiento económico extraordinario
desde los años 90 hasta el 2007 pero que este crecimiento no se vio
acompañado por un aumento de la productividad, que es lo que se observa
habitualmente en otros países. Al contrario, en España la productividad
se redujo cuando la economía crecía. Era una gran paradoja que nos
motivó a investigar qué había ocurrido.
¿Tenían alguna hipótesis para explicarlo?
M.G-S.
La hipótesis más común para explicar este fenómeno es que el sector
de la construcción, que tenía una productividad baja, había engordado
demasiado. Si engordamos más los sectores menos productivos, podemos
tener crecimiento acompañado de una reducción de productividad.
Cuando hablan de productividad, ¿a qué se refieren exactamente?
M.G-S.
La productividad mide cuánta producción obtenemos por cada unidad
de capital y trabajo. Por ejemplo, si la productividad baja de un año
para otro, significa que produciremos menos con el mismo número de
trabajadores y de máquinas. Que la productividad fuera más baja en 2007
que en 1995 significa que el mismo trabajador y la misma máquina eran
capaces de producir más en 1995 que en 2007.
¿Cómo se las ingeniaron para comprobar si la hipótesis era correcta?
J. P-M
. Primero utilizamos datos agregados a nivel de industria que nos
permitieron analizar la siguiente pregunta: ¿si el sector de la
construcción no hubiera engordado tanto, habríamos observado un
crecimiento alto de la productividad en España?
¿Y qué encontraron?
J. P-M.
Que no es verdad que, si España hubiera asignado menos recursos a
la construcción y más a otras áreas, hubiera crecido más. La idea
extendida de que el descenso de productividad se debe principalmente al
sector de la construcción no es correcta.
Entonces, ¿qué explica la menor productividad?
J. P-M.
El siguiente paso fue proponer una nueva hipótesis: la productividad
no creció porque, en cada sector, los recursos no se asignaron a las
empresas más productivas. Para estudiarlo, recurrimos a la recurrimos a
la base de datos de Registros Mercantiles, que recoge información anual
detallada de aproximadamente medio millón de empresas. Analizamos la
evolución de las empresas desde 1995 a 2007.
¿Qué vieron entonces?
M.G-S.
Que se asignan muchos recursos a empresas poco productivas. Por el
contrario, las empresas más productivas captan pocos recursos.
J. P-M.
No es un problema limitado al sector de la construcción. Afecta
también a las empresas de distribución eléctrica, a las de gas, a los
transportes, a las consultorías… Hay múltiples sectores donde las
empresas que más crecen son poco productivas.
¿Qué lógica tiene?
J. P-M.
Si cotejamos estos datos con los de la oenegé Transparency
International, vemos que este fenómeno fue mucho más común en sectores
que esta oenegé califica como más propensos al cronyism y en los que la influencia del sector público es mayor.
¿Qué significa
cronyism?
J. P-M.
Se podría traducir por capitalismo clientelar. Es lo que ocurre,
por ejemplo, cuando a una empresa se le asigna un contrato no por ser la
mejor candidata sino por las relaciones que ha tejido con las personas
que deciden quién gana el concurso. O porque una empresa prospera porque
obtiene una regulación favorable a sus intereses.
¿Este concepto de cronyism se refiere al amiguismo, a la corrupción o a ambos?
M.G-S.
Los datos de Transparency International se basan en entrevistas
anónimas con empresarios de múltiples países a los que se pregunta, por
ejemplo, por sus contactos con políticos para conseguir contratos. Por
lo tanto, no permiten distinguir el amiguismo de la corrupción.
J. P-M.
Lo más correcto sería hablar de clientelismo, que engloba ambos
conceptos. Lo que está claro es que, en España, los sectores donde la
asignación de recursos ha empeorado más son aquellos donde Transparency
International asegura que están más sujetos al clientelismo.
¿Se puede cuantificar el impacto del clientelismo en el conjunto de la economía española?
J. P-M
. Nuestros resultados muestran que el deterioro en la asignación de
recursos entre empresas es el responsable de que la productividad haya
caído un 0,7% anual en lugar de crecer un 0,8%. Es decir, que en lugar
de converger con Europa, hayamos divergido. Este problema ha sido el
doble de grave en los sectores más propensos al clientelismo, pero en el
resto de sectores también ha ido mal. Según nuetros datos, el
clientelismo se ha llevado un total un 4% del PIB entre 1995 y 2007.
Pero la cifra real puede ser superior porque hay aspectos importantes
del clientelismo que no podemos medir.
¿Se puede acabar con el clientelismo en una cultura como la española?
J. P-M.
La cultura es una respuesta a incentivos. Cuando se prohibió fumar
en los bares, parecía imposible que se pudiera conseguir y hoy está
aceptado. Antes del carnet por puntos se veía como normal ir a 150
kilómetros por hora en la autopista y hoy se considera normal no ir a
más de 120. Si se penaliza el clientelismo, dejará de verse como normal.
¿Y si no se hace?
M.G-S.
Durante el boom, España creció porque se incorporaron m´s
trabajadores al mercado laboral y llegó más capital. Los trabajadores
llegaron por la inmigración y por la incorporación de mujeres al mercado
de trabajo. El capital llegó por la entrada en el euro. Ninguno de
estos dos factores se mantiene actualmente. Por lo tanto, muy
probablemente sólo podremos crecer de manera sostenida aumentando la
productividad. Nuestro estudio muestra que la mala asignación de
recursos entre empresas la frena, por lo que amenaza el futuro
desarrollo económico de España.
¿Tan grave es?
J. P-M.
Hay precedentes de países que eran ricos y se han colapsado por un
deterioro institucional. Argentina e Italia son ejemplos de ello. Son un
recordatorio de que, aunque hayamos alcanzado un cierto nivel, esto no
significa que lo vayamos a mantener en el futuro. No tenemos la
prosperidad garantizada.
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