Según se afirma en la sentencia del Juzgado de lo Contencioso – Administrativo nº 4 de Oviedo, dictada el pasado 19 de septiembre, a la que ha
tenido acceso esta asociación, en el expediente administrativo tramitado con
motivo de la convocatoria pública del puesto de Director del Instituto de
Silicosis, no existe ninguna valoración o evaluación de los currículos de los
siete candidatos presentados, de tal manera que el nombramiento de D. Luis Díaz
López fue total y absolutamente inmotivado.
Especialmente duro se muestra el
Magistrado ponente con el modo de proceder del Principado cuando afirma, en el
fundamento de derecho sexto de la sentencia, que “también en los casos de libre
designación y, a fortiori, especialmente
cuando se abre la convocatoria a personal ajeno a la condición de personal
estatutario, habrá que observar las exigencias de igualdad, mérito y capacidad.
Si no se actúa así, esta vía de la libre designación, que en este caso recae en
personal que no está vinculado a la Administración del Principado, se convierte en
una vía para el ejercicio de la arbitrariedad o del mero capricho en manos de la Administración para
el nombramiento de determinados puestos que, por regla general, deben ocupar
empleados públicos, por lo general personal estatutario que es
el más común en el SESPA”
Mayor claridad y contundencia no
puede pedirse a una resolución judicial: la Consejería de Sanidad
nombró de forma arbitraria y caprichosa como Director del Instituto de
Silicosis a una persona ajena al sistema público de salud, sin ninguna
vinculación laboral con el mismo, mediante un expediente inmotivado, sin
ninguna valoración objetiva de los méritos de los candidatos.
¿Cómo es posible que un asunto de
tanta gravedad no tenga responsables políticos?, ¿quién propuso realmente el
nombramiento ahora anulado por la
Justicia, es decir, quién enchufó mediante este descomunal dedazo
a un candidato al que, ni tan siquiera, se evalúa el currículo que le haría idóneo
para el puesto?
En una sociedad con prácticas democráticas
de asunción de responsabilidades mínimamente arraigadas, hace ya días que el
cargo político que efectuó el nombramiento arbitrario hubiera dimitido de forma
irrevocable, dando las debidas explicaciones en sede parlamentaria.
En Asturias, una especie de
autismo político que rechaza rendir cuentas y que se atribuye plena impunidad en los casos de nepotismo, con la connivencia generalizada de la
oposición política, deja estos casos – cuatro en los últimos dos años con sentencia judicial – en el limbo de las noticias periodísticas sin trascendencia.
Muy probablemente, porque en estos
asuntos, la clase política al completo se acoja al conocido dicho de “hoy por tí,
mañana por mí”. Así nos va.
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