La sequía extrema saca a la luz los efectos devastadores sobre los acuíferos de la obra del AVE entre León y Asturias: 3.500 millones, sin fecha de apertura y una zona protegida sin agua
Paulino Fernández
se asoma a la fuente de La Brimbera, en la que solía beber su ganado.
Un caño va a parar a un abrevadero hoy completamente seco. "Esta nunca,
nunca en años se secaba. Ni en agosto. Jamás. Y salía un buen chorro,
del tamaño del caño", explica formando un círculo con las dos manos.
"Ahora solo dura mientras hay nieve. Todas las fuentes de por aquí se
secaron desde que hicieron los túneles, que van unos 700 metros por aquí
abajo", añade Paulino mientras señala el suelo bajo sus pies. "Por
aquí" es la vertiente leonesa de la cordillera cantábrica, una zona protegida por la Unión Europea y reserva de la biosfera. Los túneles son los de la variante de Pajares, los que conectan León y Asturias para el AVE.
Llevan en obras desde 2004, han costado más de 3.500 millones ya y siguen sin fecha de apertura. Se han llevado buena parte del agua de esta zona pero a nadie parece importarle demasiado.
Junto a Paulino está José Luis García Oblanca, alcalde de Villamanín
por el PSOE, uno de los tres municipios más afectados por los problemas
de agua. El paseo en todoterreno por las pistas es desalentador para
gente acostumbrada al agua abundante. La fuente de Cáscaro, la de
Navares, la del Canto de la Friera... todas están secas. Algunas son
solo un agujero en la piedra de la que manaba el agua. En otras se sabe
que había agua porque con grandes piedras habían hecho una especie de
poza para que remansara de la fuente y las vacas pudieran beberla. Pero
hoy no hay nada. Un forastero no entendería el sentido de las rocas
dispuestas en círculo.
El río Rodiezmo aún lleva algo de caudal.
Pero auguran que en un par de meses o semanas estará seco en este tramo.
"La hierba debería estar ya de medio metro y solo tiene una cuarta.
Este verano va a ser duro", pronostica José Luis. "Aquí podías salir al
campo sin llevar agua porque sabías que estaban las fuentes. Ahora si
sales sin botella. pasas una sed que te mueres", responde Paulino.
Tienen 40 y 46 años, edad suficiente para reconocer el cambio drástico
en la zona.
Por la boca en
Asturias salen 300 litros por segundo procedentes de León. Es un
trasvase no autorizado de la vertiente seca a la húmeda
Aunque
son tres los ayuntamientos afectados, los problemas conciernen a
decenas o cientos pedanías, pequeños núcleos de población, algunos casi
deshabitados buena parte del año. Como el de Paulino, Viadangos de
Arbas, en el que en invierno hay seis vecinos. José Luis saca un folio y
enumera el listado de fuentes que se han perdido: "En Ventosilla de La
Tercia, la fuente de Los Reguerales, que es la captación del pueblo; en
Rodiezmo, la de Valdeagustín, La Veiga y Collado San Antón...". Solo en
su municipio hay 24 fuentes afectadas, que han desaparecido o sufren
"una notable merma en su caudal".
En el salón de plenos del
Ayuntamiento, una decena de pedáneos y vecinos se han juntado para
relatar los problemas que la falta de agua les supone. "En Paradilla,
nunca faltó el agua y ahora falta. Yo tengo dos montes de utilidad
pública, pero ahora solo puedo alquilar uno para pasto. El otro está
seco", cuenta José Manuel González, pedáneo de Paradilla. No es solo
nostalgia o afán por conservar el campo verde: el agua es riqueza. Ya
sea para el ganado pero también para el turismo. "¿Quién va a venir de
turismo a la cordillera cantábrica si no hay agua?", se pregunta
alguien.
El
origen de sus problemas está bajo tierra. En los túneles de Pajares, la
obra más compleja de ingeniería española, la más polémica y, para
muchos, el gran fiasco. Son los túneles que deben unir Asturias con la
meseta bajo la cordillera cantábrica. La Variante de Pajares tiene unos
50 kilómetros, de los que la mitad son los dos túneles, los sextos más
largos del mundo.
La primera piedra la pusieron en marzo de 2004 el entonces ministro de Fomento, el asturiano Francisco Álvarez-Cascos, con el entonces vicepresidente económico, Rodrigo Rato.
Lo hicieron días antes de las elecciones generales que acabó ganando el
PSOE. La obra, anunciada inicialmente en 1.000 millones de euros, debía
sustituir al trazado por el puerto de Pajares, la gran obra ferroviaria
del siglo XIX y aún en servicio. Se ha disparado de precio por las
filtraciones primero y ahora por los deslizamientos en Asturias y ya ha
consumido 3.500 millones. Zapatero anunció en una vista que estarían
abiertos en 2009 pero ya nadie se atreve a dar una fecha.
"Aquí
hay un pecado original sin solución. En 1984 había un proyecto para la
ejecución de los túneles de Pajares, con estudios geológicos serios que
impulsó la UCD en 1981. Pero desde 1984 hasta 2003, cuando Cascos retoma
el túnel, pasaron 19 años y no se hizo nada. El túnel de Pajares es un paradigma de cómo funciona este país.
En un país europeo se estudia el proyecto durante cinco o seis años, y
cuando tienes el proyecto, se decide si se hace. Lo que no se puede hacer es abordar un túnel tan complejo como el de Pajares sin apenas estudios previos
para conocer el terreno. Hay que hacer la geología de detalle", explica
una fuente que conoce de primera mano la obra. Este experto, como otros
consultados, pide el anonimato. En el sector, todo el mundo trabaja o
ha trabajado para ADIF. Quien habla teme represalias.
Todos
señalan que ADIF había acometido con ese sistema los túneles de
Guadarrama pero que el terreno no tiene nada que ver. El de Guadarrama
es "un bombón geológicamente hablando", según un experto. El granito de
la sierra no depara grandes problemas. Así que en Pajares las
tuneladoras entraron y pronto tuvieron problemas. "El 24 de noviembre de
2005 sobre las 6:00 se produjo una irrupción brusca de agua y lodo por
el frente de excavación a la que siguieron dos, el 16 y el 19 de enero
de 2006. Fueron los primeros de una serie de incidentes con el agua
acaecidos desde entonces en todos los frentes de excavación”, según el
informe 'Hidrogeología de los túneles de Pajares', solo elaborado con
las obras ya en marcha. Ese informe detalla que los técnicos detectaron
"muchos casos donde el paso de las tuneladoras ha producido descensos
piezométricos [en el nivel de agua]".
Los vecinos de la zona han escuchado las historias sobre cómo fueron los trabajos. "Los obreros estaban con el agua al cuello
y tenían que parar cuando entraba mucha agua. Pero solo querían ir
rápido. Colocaban un día 11 dovelas y al siguiente 12. Eran como
carreras de Fórmula 1, sin importarles si el túnel quedaba sellado o
no", cuenta José Manuel, uno de los pedáneos. Su relato coincide con el
de otro extrabajador, que recuerda las jornadas de 24 horas en el túnel,
soportadas por algunos obreros a base de cocaína y música de ACDC y con
las máquinas quemando fuel y haciendo un ruido ensordecedor para
engordar las facturas que pasaban a ADIF.
Los túneles están calados desde 2009. En su camino, las tuneladoras perforaron una veintena de acuíferos
y bajaron los niveles del agua de la cordillera en la vertiente
leonesa, la más seca. "Había gente que decía que no nos iba a afectar al
agua porque los túneles están 700 metros por debajo, pero yo les decía:
'Si se pincha una botella en el culo, el agua va para el fondo, y es lo
que ha pasado", resume gráficamente Paulino el ganadero. Como los
túneles tienen pendiente hacia el Cantábrico, el agua baja de sur a
norte por los túneles y reaparece en Campomanes, en
Asturias, donde tienen problemas de escorrentías y calidad de agua, ya
que el agua se ha llevado en ocasiones materiales usados para sellar el
túnel. El agua es trasvasada de León a Asturias, de la cuenca del Duero a
la vertiente cantábrica. En condiciones normales eso requeriría una
declaración de impacto ambiental y un acuerdo de Consejo de Ministros.
Aquí simplemente ha ocurrido.
"Salían
500 litros de agua por segundo en la boca norte en Campomanes. Ahora se
han reducido a 300", explica una fuente que conoce la obra. ADIF
contrató en 2011 una obra de impermeabilización de los túneles que
estuvo terminada en enero pasado, así que algo se ha hecho. Dicha fuente
añade: "Un túnel es un drenaje. Y dos túneles, doble drenaje. Eso era
previsible, en esos terrenos, con un complejidad geológica muy
importante, con materiales como las cuarcitas arenizadas y las calizas
karstificadas, lo normal es que se produzca una bajada de los acuíferos.
Ahora no se puede llorar por la leche derramada. Es un trasvase, pero
es lo que hay. Túneles estancos no hay ninguno".
Carlos González-Antón, catedrático de Derecho Administrativo de León y abogado de la Federación Leonesa de Entidades Locales
y de la asociación ecologista Lacerta, se indigna con el caso: "Es que
incumple la directiva europea de Hábitats, porque es una zona protegida;
incumple la directiva de Aguas, porque es un trasvase entre cuencas que
no se ha aprobado y que afecta incluso a Portugal, y también se salta
la directiva de impacto ambiental, porque la declaración que aprobó la
obra en 2002 no preveía el daño a los acuíferos y han cambiado las
condiciones para las que se aprobó la obra". En su despacho, ante
carpetas llenas de documentación técnica, González-Antón critica que
ADIF "incumple sistemáticamente los requisitos de seguimiento de las
obras. No están estudiando el impacto ambiental que ha tenido. Es un descaro pasmoso".
En su opinión, si alguien secara decenas de fuentes y arroyos en un
espacio protegido como este , tendría a la Guardia Civil en las puertas
de su casa, pero como en este caso es ADIF, nadie ha hecho nada.
González-Antón,
que ha conseguido sonoras victorias ambientales, como la anulación de
parques eólicos en zona protegida, ha presentado una queja ante la
Comisión Europea por vulneración de la legislación comunitaria y un
recurso ante el Ministerio de Medio Ambiente, que el pasado 14 de marzo
consideró que la Declaración de Impacto Ambiental, aprobada en 2002, se estaba cumpliendo. Se cumple porque esa declaración no calculó ningún impacto sobre el agua subterránea.
Pese
a las reticencias de la Administración por asumir lo ocurrido, la
realidad se va filtrando en los documentos oficiales. Además de los
informes internos de ADIF, el "plan de gestión del espacio protegido Red
Natura 2000 Montaña Central de León" recoge los "problemas derivados de
la construcción del túnel de Pajares (desviación del nivel freático,
contaminación del Bernesga)".
La Confederación Hidrográfica del
Duero, dependiente del Ministerio de Medio Ambiente, ha dejado hacer:
solo abrió expediente a ADIF en 2016, una década después de los primeros
daños a los acuíferos y tras las protestas públicas de los vecinos.
Consultada el miércoles, una portavoz respondió el viernes que no podían
dar respuesta a las preguntas de este diario. "Los técnicos trabajan a otro ritmo",
justificó. González-Antón critica esta dejadez: "Tengo clientes que
talan un árbol en su huerto y les caen 3.000 o 6.000 euros de multa de
la confederación porque estaba al lado de un río, pero aquí no hay ni
una sanción".
Su pasividad contrasta con la Confederación Hidrográfica del Cantábrico,
que explica que durante las obras abrió 42 expedientes sancionadores
por vertidos y 25 por daños dispares que en total suman 871.043 euros en
sanciones y tiene otros dos en curso. El problema en Asturias es el
contrario. El agua aparecía en exceso y a veces la depuradora de
Campomanes no daba abasto. Además, a veces llevaba productos químicos de
los trabajos. "Medíamos la acidez del agua que salía por la boca norte y
a veces veíamos picos de acidez. Ya sabíamos que estaba inyectando la lechada
para sellar el túnel detrás de las dovelas, pero el agua se la llevaba
inmediatamente", recuerda una persona que participó en los trabajos.
Una
portavoz de ADIF responde por correo minimizando el problema:
"Terminadas las obras de excavación del túnel y comprobadas las
filtraciones posteriores, ADIF realizó a partir de 2011 todas las actuaciones a su alcance para evitar las filtraciones
que se produjeron en los acuíferos". Añade que la empresa pública "ha
mostrado su colaboración a la Confederación del Duero para estudiar la
magnitud de esas filtraciones". Como prueba, adjunta una carta al
presidente del organismo de cuenca según la cual ADIF continuará con los
estudios sobre la afección a los acuíferos. En privado, otras fuentes
explican que lo lógico sería hacer un estudio serio sobre cuánto caudal
han perdido los arroyos y fuentes de esta zona de León, sellar lo que se
pueda y, si hace falta, indemnizar a las zonas afectadas. Bombear el
agua de vuelta desde Campomanes a León se presenta como una solución muy
cara.
ADIF se desentendió hace tiempo y ya no hace estudios
hidrogeológicos en la zona. "Si alguien de fuera estuviera haciendo
mediciones, le aseguro que nos habríamos enterado incluso antes de que
llegaran al pueblo, que aquí nos conocemos todos", ironiza María González, alcaldesa pedánea de Poladura de La Tercia.
Pero la empresa pública está condenada a regresar al lugar del crimen
(ambiental). "No sabemos qué solución tiene esto, no somos ingenieros,
pero nos han quitado el agua y queremos medidas compensatorias
permanentes, no que hagan algo y se vayan", señala Felicidad Romero,
concejal de Medio Ambiente de Villamanín. A su lado, el alcalde resume
la atención que han recibido del Gobierno: "Antes no decían que estaban
en funciones y que nada; ahora como están ya en el Gobierno nos dicen
que nada de nada".
Durante
años, los vecinos han soportado la situación con quejas pero con
resignación. Como han sido años húmedos, el problema era llevadero. Pero
cada vez va a más. Especialmente este año, con una "sequía extrema" en
el Duero que amenaza el abastecimiento y ya ha reducido las dotaciones
para regadío. "Nos han prohibido regar. Eso aquí nunca se había visto. Otros años con sequía nunca faltó el agua.
Esto es por los túneles", se queja airado José Luis García Oblanca,
alcalde de Villamanín. Hace unos años, una fuente conocedora de las
obras se extrañaba de las pocas críticas que el proyecto recibía en León
por la pérdida de agua. "Cuando llegue un año seco, se darán cuenta de
lo que realmente ha pasado", pronosticaba. Ese momento parece que ha
llegado.
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