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sábado, 2 de julio de 2016

Un libro incómodo para el Instituto Adolfo Posada




Javier Álvarez Villa

Hace ahora dos años publiqué un libro en el que demuestro el papel central que juega la burocracia pública en el funcionamiento del capitalismo clientelista del presente, articulado sobre el intercambio de favores entre el poder político y el poder económico.

La burocracia, lejos de ser el poder neutral e imparcial con el que soñaba Max Weber, se acerca más –particularmente, la elite de burócratas – a la concepción marxista de clase. El mecanismo de la “cooptación”, es decir, del control de los accesos a ese elite burocrática selecta por parte de los integrantes de la misma, para evitar incorporaciones poco complacientes con sus intereses corporativos y la proliferación de puestos de libre designación o nombrados a dedo, son procedimientos que refuerzan el poder de los burócratas y su alianza clientelista con la casta política.

En el intercambio de favores entre la clase o casta política y el poder económico  – regulaciones legales a la carta, subvenciones, recalificaciones urbanísticas, contratos etc., a cambio de apoyo mediático, financiero, publicitario etc. -, la burocracia juega un papel principal, asesorando y seleccionado los mecanismos legales adecuados para que las transacciones pactadas puedan llegar a buen puerto.

El Botín de la Función Pública. Una aproximación al clientelismo laboral en la Administración asturiana, no es un libro dirigido a funcionarios o a entendidos en gestión pública, sino más bien a todos aquellos que quieran comprender las claves que explican la estructura del poder en la sociedad actual y, sobre todo, a los que aspiran a cambiar las reglas del juego. Por ello, hasta ahora solo habrá interesado a un grupo selecto de defensores del orden y a unos pocos rebeldes enterados.

Siendo este el propósito del libro, decidí que debía difundirse gratuitamente en la red. No pretendía vender unas decenas de ejemplares y caer en el olvido a los pocos días, sino ofrecer a los activistas políticos de hoy, de mañana y de las próximas generaciones, una herramienta útil para comprender la realidad y actuar en consecuencia. Por eso, a diferencia de la gran mayoría de los libros que ahora se publican, este irá ganando interés y lectores con el tiempo.

En el plano teórico, El Botín de la Función Pública es deudor de las aportaciones de varios maestros. En este plano me he limitado a hacer las conexiones pertinentes y a sacar algunas conclusiones que permiten identificar las características esenciales del entramado político - económico dominante, presupuesto para trazar líneas de acción para combatirlo en serio.

De otra parte, el libro es pionero en cuanto aborda una parte sustancial de la historia política asturiana de los tres últimas décadas, desde la preautonomía hasta el final del arecismo (año 2011), en concreto, aquella que tiene que ver con la densa trama de relaciones político – burocráticas que se han ido tejiendo desde aquella temprana fecha y que sirven de soporte estructural a ese “cableado” clientelar por el que discurren las relaciones socioeconómicas de la comunidad asturiana. Saca a la luz lo que había estado convenientemente tapado.

Dos años después de su publicación el libro solo ha cosechado silencio. Era, indudablemente, lo esperado por el autor, pues todos los críticos que podían decir algo debían darse necesariamente por aludidos: el régimen clientelar asturiano no ha dejado a ningún experto sin su premio. Tengo que reconocer que han sido muy pocos los comentarios recibidos, pero algunos, como el del interventor Fernando Urruticoechea, un luchador insobornable frente a la corrupción administrativa, que lo califica de trabajo "intelectualmente emocionante", me han confirmado en que no he dado palos de ciego.

Una excepción reciente a este mutismo demuestra el funcionamiento de corte siciliano de la clase político – burocrática asturiana: el Instituto Asturiano de Administración Pública Adolfo Posada acaba de valorar positivamente el libro, obligado por la amenaza judicial.

En el año 2015 la Consejería de Hacienda y Sector Público publicó unas normas para la valoración de méritos por publicaciones a efectos de la llamada “carrera horizontal” de los funcionarios públicos del Principado. Aunque no tengo ningún interés profesional en esta falsa carrera a la que desprecio, pues no es otra cosa que una pequeña ración de alpiste que se reparte para anestesiar a una mayoría de empleados públicos, mientras la minoría selecta cobra lo más gordo por otras vías, decidí presentar El Botín de la Función Pública a la convocatoria. Era una evidente provocación, pues aunque el libro cumplía con todos los requisitos de la normativa, no dejaba precisamente en buen lugar a esa “carrera profesional” en la que ahora participaba.

La solicitud se registró el 30 de abril del 2015 y el Instituto Adolfo Posada disponía de tres meses para resolver sobre la misma. Transcurrió ampliamente el plazo regulado sin respuesta alguna, por lo que solicité de ese Instituto el certificado acreditativo del silencio y de los efectos del mismo, así como la identificación de la autoridad y del personal bajo cuya responsabilidad se tramitaba el procedimiento.

Aunque la ley obligaba al Instituto Adolfo Posada a emitir el certificado en el plazo de quince días, nuevamente guardó silencio y fue acumulando irregularidades administrativas que, seguramente, serán tenidas muy en cuenta a la hora de valorar la conducta profesional de sus responsables.

El 16 de marzo de este año 2016 dirigí un nuevo escrito al Instituto Adolfo Posada en el que solicito la ejecución del acto firme por silencio administrativo consistente en la valoración con cuatro puntos del libro El Botín de la Función Pública. Aproximación al clientelismo laboral en la Administración asturiana, a efectos de la carrera horizontal del solicitante aplicada al año de su publicación, con expresa advertencia de que de no hacerlo en el plazo de un mes, formularía recurso contencioso – administrativo al amparo del artículo 29.2 de la Ley Jurisdiccional.

El mes transcurrió placenteramente sin noticias del Instituto Adolfo Posada, donde parecía que los papeles que yo firmaba estaban escritos en una lengua indescifrable, por lo que el 19 de abril presenté Demanda ante el Juzgado de lo Contencioso – Administrativo de Oviedo, que fue turnada al Juzgado nº 5. Algún temor ancestral removió entonces el cerebro de los responsables político – burocráticos del Adolfo Posada pues el 5 de mayo recibí la notificación de la resolución dictada por el Director de ese Organismo –hoy ya dimitido, según se dice, por jubilación  – en la que se valora el libro de mi autoría con una puntuación de cuatro puntos.

El Director del Instituto Adolfo Posada y sus acólitos habían descubierto las claves para entender el significado de los escritos que les había dirigido justo en el momento en el que el Juzgado les reclamaba el expediente administrativo. La satisfacción extraprocesal de mi pretensión después de interpuesto el recurso contencioso – administrativo dio por terminado el proceso judicial por Auto de 2 de junio.

El Botín de la Función Pública vale cuatro puntos para el Instituto Adolfo Posada, en una carrera funcionarial sobre la que, entre otras muchas cosas, dice:En esa carrera alocada por la implantación de la “carrera profesional” y por la extensión propagandística de la mentira, el Gobierno del presidente Areces tomó la delantera, de forma fulgurante, a todos los poderes públicos del Estado, llegando al primero a una meta colocada justo en el despeñadero y convirtiéndose en el campeón absoluto de la incompetencia”


1 comentario:

  1. Lo podrías haber dicho más alto, pero no más claro. El libro, tras una rápida ojeada parece ir en la misma linea. Lo meto en lista de lectura.
    Gracias por compartir Javier.

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