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miércoles, 8 de junio de 2016

Corruptos de confianza

La corrupción no surge donde escasean los controles, sino donde abundan las relaciones de poder

 
El sudoku español es que lo que nos ayuda en tiempos de crisis —unos fuertes lazos familiares y personales— perjudica el día a día de nuestras instituciones. Porque si algo hemos aprendido tras años estudiando la corrupción es que el abuso público se funda en la confianza personal. En contar con “dos putitas de confianza”, como las que formaban parte de esa orgía de relojes de oro, cabezas disecadas de toros y clubes de alterne de la trama Púnica. Y, sobre todo, muchos putitos de confianza: personas que anteponen la lealtad personal a su deber profesional.

En un Estado moderno la corrupción no es un pecado individual, sino grupal. Necesitas cerebros que diseñen un sistema sofisticado de recaudación y blanqueo de dinero; manos que escriban y ejecuten tus contratos; y ojos que miren hacia otro lado. La corrupción no surge donde escasean los controles, sino donde abundan las relaciones de poder. Donde hay personas que acumulan recursos para seducir, y coaccionar, a otras.

Nuestras Administraciones, muy jerarquizadas, encumbran en sus vértices a padrinos con un gran poder sobre la vida de sus subordinados. Los salarios, condiciones laborales y perspectivas de carrera profesional de demasiados empleados públicos dependen de sus superiores políticos. Muchos funcionarios —incluyendo a los teóricamente más independientes, como secretarios, interventores y tesoreros— viven atrapados entre sus obligaciones de iure y las presiones de facto de sus mandos.

Entender estas relaciones de poder informal es esencial para diseñar una buena estrategia anticorrupción. De momento hemos abordado la corrupción desde un punto de vista jurídico, olvidando el contexto organizativo. Hemos engordado los procedimientos y aumentado los requerimientos necesarios para la contratación pública, pero ¿qué efecto pueden tener medidas como paralizar los expedientes administrativos en presencia de informes técnicos negativos si los funcionarios no tienen incentivos para redactarlos porque temen por su futuro laboral?

Si no alteramos esos incentivos, minando las relaciones de poder que permean nuestras organizaciones, seguiremos rodeados de corruptos de confianza.
 

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