Enrique López, ponente del tribunal que juzgará a Luis Bárcenas, se niega a abstenerse o inhibirse en el caso a pesar de su proximidad al PP
Xavier Vidal-Folch20 OCT 2015, El País
Como gato panza arriba. Así actúa el tal Enrique López, ponente del tribunal que juzgará a Luis Bárcenas, negándose a abstenerse o inhibirse en el caso, y oponiéndose a ser recusado.
En su escrito de autodefensa, el tal López (recordarán: el que tuvo que dimitir del Constitucional, por conducir ebrio,
a toda máquina, y sin casco, por la Castellana) alega que las causas de
abstención (artículo 219 de la Ley Orgánica del Poder Judicial) son un
catálogo de “carácter cerrado” y de “restrictiva interpretación” y que
su caso no incurre en ninguna. Quizá olvida la novena: “amistad íntima”
con el bloque del PP, que le elevó al Consejo General del Poder
Judicial, al Constitucional, y lo mantuvo como ponente periódico (50
veces) en la FAES. O la décima, “tener interés directo o indirecto” en
el asunto.
Además, la sentencia 1.474, de 10 de julio de 2014, del Tribunal
Supremo (ponente, José Manuel Bandrés) recuerda que la lista no es
cerrada pues el TC (140/2004) obliga a los jueces a apartarse “cuando
existen dudas objetivamente justificadas” de no ser ajenos a los
actores. Y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, TEDH, (10/4/2003)
impone que “debe inhibirse” todo juez “del que existen razones legítimas
de temer una falta de imparcialidad”.
Ante el hecho continuado de las 50 intervenciones en la FAES (y otras
en el PP), alega López que pasaba por allí “bien como ponente y
coordinador” alguna vez, o como mero “asistente”, ay, ay, “en el resto”.
Vamos, ¿esa presencia permanente no suscita ninguna duda objetiva de
vinculación especial?, ¿no erosiona la necesaria “apariencia de
imparcialidad” que exige el TEDH? Vamos, vamos.
Una cosa sí reconoce el asiduo conferenciante por cuenta del
presidente de honor del PP (y ejecutivo de la FAES), José María Aznar,
cuyo partido le encaramó a la cúpula judicial: que alberga “naturales
sentimientos de agradecimiento por tales nombramientos” a quienes le
promovieron. ¿Da menos apariencia de imparcial un estómago agradecido
que un amigo? Pero el tal López extrae conclusiones contrarias a su
confesión.
“Tampoco albergo algún tipo de prejuicio, o inclinación
personal, ni una predisposición personal” en la causa, escribe.
Coherencia mayúscula.
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