Cospedal reunió en un hotel con los seis de los siete consejeros propuestos por su partido
Resto importancia a los casos de nepotismo y les instó a renovar a Álvarez de Miranda
La secretaria general del Partido Popular, Dolores de Cospedal,
ha impuesto que todo siga igual en el Tribunal de Cuentas. El pasado 21
de julio, dos días antes de la fecha legal en que debía renovarse la
cúpula dirigente del tribunal, incluida la presidencia, Cospedal citó,
en un hotel de Madrid, a seis de los siete consejeros que tiene
nombrados el partido en este organismo. Y les instó a que votasen para
otro periodo de tres años al actual presidente, Ramón Álvarez de Miranda, al tiempo que restó importancia a los casos de nepotismo que salpican al órgano que se encarga de fiscalizar a las 700 administraciones que hay en España.
Cospedal señaló que la decisión de que debía seguir en su puesto el
actual presidente partía del Gobierno, según fuentes conocedoras de esa
reunión. Los consejeros del PP, que antes de este encuentro estaban
divididos y al menos tres de ellos no querían que Álvarez de Miranda
repitiese, acataron las instrucciones y le renovaron en el cargo durante
la sesión plenaria que se celebró el jueves 23 de julio.
Álvarez de Miranda, que tiene a una concuñada y a un sobrino en el
tribunal, había comentado a sus compañeros que no quería presentarse a
la reelección. Decía estar cansado. También quería dejar el cargo por
las tensiones internas generadas tras publicar EL PAÍS que el centenar
de casos de supuesto nepotismo que salpican al organismo. De hecho, Álvarez de Miranda tuvo que comparecer
en el Congreso de los Diputados el 8 de julio de 2014 (obligado por el
PP y a instancias de los partidos de la oposición) para dar cuenta de
los lazos de parentesco en la plantilla del tribunal. Allí anunció una
batería de medidas de transparencia. Una de ellas fue (ya ha sido
realizada) que sometería al organismo a una fiscalización por parte del
Tribunal de Cuentas de Europa. Esta institución internacional acaba de
presentar su informe, en el que elude hablar del nepotismo y se limita a
exponer que debe haber un mayor control en las oposiciones.
Pero aun en el caso de que a última hora Álvarez de Miranda hubiese
decidido concurrir a la reelección, no las habría tenido todas consigo.
Una parte de su grupo (al menos tres de los siete consejeros) apostaban
por una renovación de la cúpula. Según fuentes conocedoras de la citada
reunión en el hotel, Cospedal restó importancia al asunto del nepotismo y
comentó que es normal que coincidan familiares trabajando en organismos
públicos. Cospedal hizo ese comentario, según las citadas fuentes,
cuando Javier Medina, vicepresidente del organismo, expresó su malestar
por las informaciones difundidas al respecto. Medina tiene en el
tribunal a su mujer, a un hermano, a una hermana y a una pariente de su
esposa. Pero hay muchos más casos de familiares. El exsecretario general
tiene, por su lado, a su hija y a su yerno, y los dos últimos
presidentes del comité de empresa de este órgano acumulan a una quincena
de familiares y conocidos, entre esposas, sobrinos, sobrinas, cuñados e
incluso amigos de la infancia.
Al final, y tras las indicaciones de Cospedal a los consejeros en el
sentido de que no era tiempo de cambios por la cercanía de las
elecciones, Álvarez de Miranda accedió a seguir en el cargo. El único
consejero del Tribunal de Cuentas que no asistió a la reunión, porque no
había sido avisado, fue Manuel Aznar, hermano del expresidente del
Gobierno José María Aznar. Es uno de los consejeros propuestos por el PP
para este organismo. El PP tiene siete de los 12 consejeros que hay en
este organismo. Ese número otorga a los populares mayoría de votos en
los plenos del Tribunal y, como ya sucedió en 2012, les permite designar
al presidente, cargo que debe renovarse cada tres años, del total de
nueve que conforman la legislatura. La oposición está en minoría con
cinco consejeros, cuatro propuestos por el PSOE y un quinto pactado
entre los socialistas e IU.
Álvarez de Miranda aceptó el nombramiento como “un sacrificio
personal” y se ofreció a seguir en el cargo “durante algún tiempo más”,
siempre según los citados medios. En la votación, que es secreta, obtuvo
once votos a favor, de los 12 posibles. Un consejero se abstuvo. Los
otros miembros de la cúpula reelegidos en sus cargos (los mismos que
había) fueron Javier Medina, presidente de la poderosa Sección de
Fiscalización, que logró nueve votos a favor, uno en contra y dos
abstenciones, y Felipe García, propuesto por el PSOE. Consiguió ocho votos a favor de su reelección. Hubo un voto en contra, uno nulo y dos abstenciones.
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