Owen Jones | |
Revista Sin Permiso | |
El presidente de la Comisión europea,
Jean-Claude Juncker, ha sido acusado de haber orquestado un régimen de evasión
de impuestos en Luxemburgo, gracias al cual las grandes empresas conseguían
robar sin consecuencias a la luz del día.
La evasión fiscal es un robo, independientemente de lo que diga cualquier
piquito de oro del mundo empresarial. Las empresas dependen del esfuerzo
de sus trabajadores creadores de riqueza: una
mano de obra costosamente entrenada por un sistema de educación publico, que mantiene sana un sistema de salud público,
y cuyos bajos salarios son subsidiado por el Estado.
El sector privado depende de un sistema financiero rescatado, de
infraestructuras pagadas por el estado, del apoyo público a la investigación y
el desarrollo, y de un sistema de derecho y seguridad que le protege, así como
a su propiedad.
Las empresas que dependen de la generosidad del Estado y sin embargo
se niegan a contribuir son, bueno, gorrones. Se priva al Estado de ingresos cuando
los políticos justifican los mayores recortes en varias generaciones sobre la
base de que no hay suficiente dinero. Ganan una desventaja competitiva sobre
las pequeñas empresas que no pueden pagar ejércitos de contables que saquen
provecho de las lagunas fiscales. Se aseguran que el resto paguemos más
impuestos. Como digo: un robo.
Por eso las acusaciones contra Jean-Claude Juncker, son tan graves. Esta acusado de estar hasta el cuello en uno de los mayores
escándalos de nuestro tiempo. Es el ex primer ministro de Luxemburgo que es -
sin faltar el respeto a sus habitantes - un paraíso fiscal glorificado.
Margaret Hodge, la laborista que lleva a cabo una cruzada contra la evasión
fiscal, exige con toda la razón saber si Juncker aprobó personalmente dichos
esquemas. Como presidente de la Comisión europea, es ahora responsable de la
negociación de medidas en la cumbre del G-20 para reprimir la evasión fiscal.
Cuando el comisario europeo, Pierre Moscovici, dice que "no se le debe
juzgar por su pasado", se ríe de todos nosotros. La complicidad potencial
del burócrata de mayor nivel de Europa en lo que se refiere a la evasión fiscal
a escala industrial ¿es de verdad irrelevante para el puesto que ocupa actualmente?
Todo este episodio pone de relieve hasta que punto no se puede dejar
en manos de la derecha xenófoba y aislacionista la crítica de la UE. En su
forma actual, la UE está demasiado manipulada por los intereses de las grandes
empresas, como pone de manifiesto la amenaza del Acuerdo de Asociación de Comercio e
Inversión Transatlántica (TTIP). Sus tratados
ayudan a promover las políticas de privatización y el liberalismo más dogmático.
A menos que sea reformada, la UE será incapaz de ganar la confianza de la gente
en Gran Bretaña o en ningún otro lugar. Los europeos están muy mal servidos si
un presidente al que nunca votaron es el títere de una élite empresarial
desvergonzadamente egoísta.
Juncker no es el único, por supuesto, que debe responder a varias preguntas sobre la evasión de
impuestos. Hoy, The Guardian revela que el laborismo ha recibido más de 600,000 libras esterlinas de ayudas a la investigación de
Pricewaterhouse Coopers para diseñar su política fiscal. Pero PwC y las otras
cuatro grandes empresas de consultoría contable no sólo ayudan a la evasión
fiscal legal - ayudan asesorando a los políticos sobre legislación fiscal,
ayudando potencialmente a las empresas a su vez a asesorar a sus clientes sobre
la manera de sacar provecho de esas leyes. La concesión de asesoramiento
gratuito a los políticos sólo ayuda a cimentar la influencia del mundo
empresarial sobre los que - al menos en teoría - se supone que representan al
pueblo.
Ambos casos ponen de relieve hasta qué punto los intereses
empresariales han subvertido la democracia. La evasión fiscal sólo ha llegado a
ser una prioridad en la agenda gracias a grupos de activistas valientes como UK Uncut, que han ocupado
comercios y negocios evasores de impuestos. Hay una lección que aprender de
ellos. Si hay que rescatar a la democracia de una elite cada vez más rica
cuanto menos responsable es, será necesario un decidido empujón desde abajo.
Owen Jones, historiador y periodista, es autor de Chavs:
La demonización de la clase obrera, (Capitán Swing, Madrid 2012). Su último
libro es The Establishment, and how to
get away with it, Allen Lane 2014
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Frente al clientelismu y la manipulación política, otra Función Pública n´Asturies Ye Posible. El día 5 de noviembre del 2008 se constituyó el Conceyu por Otra Función Pública n´Asturies (COFPA), como asociación abierta a todos los trabajadores pertenecientes a las diferentes Administraciones Públicas existentes en Asturies. COFPA es una asociación al servicio del interés general y no un grupo corporativo, ni una central sindical. cofpas@gmail.com
miércoles, 17 de diciembre de 2014
La UE tiene que tomar medidas serias contra los auténticos gorrones: los evasores de impuestos
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