Javier Álvarez Villa
Hace ahora dos años publiqué un
libro en el que demuestro el papel central que juega la burocracia pública en
el funcionamiento del capitalismo clientelista del presente, articulado sobre
el intercambio de favores entre el poder político y el poder económico.
La burocracia, lejos de ser el
poder neutral e imparcial con el que soñaba Max Weber, se acerca más
–particularmente, la elite de burócratas – a la concepción marxista de clase.
El mecanismo de la “cooptación”, es decir, del control de los accesos a ese
elite burocrática selecta por parte de los integrantes de la misma, para evitar
incorporaciones poco complacientes con sus intereses corporativos y la
proliferación de puestos de libre designación o nombrados a dedo, son procedimientos que refuerzan el poder de los burócratas y su alianza clientelista
con la casta política.
En el intercambio de favores
entre la clase o casta política y el poder económico – regulaciones legales a
la carta, subvenciones, recalificaciones urbanísticas, contratos etc., a cambio
de apoyo mediático, financiero, publicitario etc. -, la burocracia juega un
papel principal, asesorando y seleccionado los mecanismos legales adecuados
para que las transacciones pactadas puedan llegar a buen puerto.
El Botín de la Función Pública. Una aproximación al clientelismo laboral en la Administración asturiana, no es un libro dirigido a funcionarios o a entendidos en gestión
pública, sino más bien a todos aquellos que quieran comprender las claves que
explican la estructura del poder en la sociedad actual y, sobre todo, a los que
aspiran a cambiar las reglas del juego. Por ello, hasta ahora solo habrá
interesado a un grupo selecto de defensores del orden y a unos pocos rebeldes
enterados.
Siendo este el propósito del
libro, decidí que debía difundirse gratuitamente en la red. No pretendía vender
unas decenas de ejemplares y caer en el olvido a los pocos días, sino ofrecer a
los activistas políticos de hoy, de mañana y de las próximas generaciones, una
herramienta útil para comprender la realidad y actuar en consecuencia. Por eso,
a diferencia de la gran mayoría de los libros que ahora se publican, este irá
ganando interés y lectores con el tiempo.
En el plano teórico, El Botín de la Función Pública es deudor
de las aportaciones de varios maestros. En este plano me he limitado a hacer
las conexiones pertinentes y a sacar algunas conclusiones que permiten
identificar las características esenciales del entramado político - económico
dominante, presupuesto para trazar líneas de acción para combatirlo en serio.
De otra parte, el libro es
pionero en cuanto aborda una parte sustancial de la historia política asturiana
de los tres últimas décadas, desde la preautonomía hasta el final del arecismo
(año 2011), en concreto, aquella que tiene que ver con la densa trama de
relaciones político – burocráticas que se han ido tejiendo desde aquella
temprana fecha y que sirven de soporte estructural a ese “cableado” clientelar
por el que discurren las relaciones socioeconómicas de la comunidad asturiana.
Saca a la luz lo que había estado convenientemente tapado.
Dos años después de su
publicación el libro solo ha cosechado silencio. Era, indudablemente, lo
esperado por el autor, pues todos los críticos que podían decir algo debían
darse necesariamente por aludidos: el régimen clientelar asturiano no ha dejado
a ningún experto sin su premio. Tengo que reconocer que han sido muy pocos los
comentarios recibidos, pero algunos, como el del interventor Fernando
Urruticoechea, un luchador insobornable frente a la corrupción administrativa,
que lo califica de trabajo "intelectualmente emocionante", me han confirmado en que no he dado palos de ciego.
Una excepción reciente a este mutismo demuestra el funcionamiento de corte siciliano de la clase político –
burocrática asturiana: el Instituto Asturiano de Administración Pública Adolfo
Posada acaba de valorar positivamente el libro, obligado por la amenaza
judicial.
En el año 2015 la Consejería de Hacienda
y Sector Público publicó unas normas para la valoración de méritos por
publicaciones a efectos de la llamada “carrera horizontal” de los funcionarios
públicos del Principado. Aunque no tengo ningún interés profesional en esta
falsa carrera a la que desprecio, pues no es otra cosa que una pequeña ración
de alpiste que se reparte para anestesiar a una mayoría de empleados públicos,
mientras la minoría selecta cobra lo más gordo por otras vías, decidí presentar El Botín de la Función Pública a la
convocatoria. Era una evidente provocación, pues aunque el libro cumplía con
todos los requisitos de la normativa, no dejaba precisamente en buen lugar a
esa “carrera profesional” en la que ahora participaba.
La solicitud se registró el 30 de
abril del 2015 y el Instituto Adolfo Posada disponía de tres meses para
resolver sobre la misma. Transcurrió ampliamente el plazo regulado sin
respuesta alguna, por lo que solicité de ese Instituto el certificado acreditativo
del silencio y de los efectos del mismo, así como la identificación de la
autoridad y del personal bajo cuya responsabilidad se tramitaba el
procedimiento.
Aunque la ley obligaba al
Instituto Adolfo Posada a emitir el certificado en el plazo de quince días,
nuevamente guardó silencio y fue acumulando irregularidades administrativas
que, seguramente, serán tenidas muy en cuenta a la hora de valorar la conducta
profesional de sus responsables.
El 16 de marzo de este año 2016
dirigí un nuevo escrito al Instituto Adolfo Posada en el que solicito la
ejecución del acto firme por silencio administrativo consistente en la
valoración con cuatro puntos del libro El
Botín de la Función Pública.
Aproximación al clientelismo laboral en la Administración
asturiana, a efectos de la carrera horizontal del solicitante aplicada al
año de su publicación, con expresa advertencia de que de no hacerlo en el plazo
de un mes, formularía recurso contencioso – administrativo al amparo del
artículo 29.2 de la Ley Jurisdiccional.
El mes transcurrió
placenteramente sin noticias del Instituto Adolfo Posada, donde parecía que los papeles que yo firmaba estaban escritos en una lengua indescifrable, por lo que el 19 de
abril presenté Demanda ante el Juzgado de lo Contencioso – Administrativo de
Oviedo, que fue turnada al Juzgado nº 5. Algún temor ancestral removió entonces el cerebro de los responsables político – burocráticos del Adolfo Posada pues el 5 de mayo
recibí la notificación de la resolución dictada por el Director de ese Organismo –hoy ya dimitido, según se dice, por jubilación – en la que se valora el libro de mi autoría con una puntuación de cuatro puntos.
El Director del Instituto Adolfo Posada y sus acólitos habían descubierto las claves para entender el significado de los escritos que les había dirigido justo en el momento en el que el Juzgado les reclamaba el expediente administrativo. La satisfacción extraprocesal de
mi pretensión después de interpuesto el recurso contencioso – administrativo
dio por terminado el proceso judicial por Auto de 2 de junio.
El Botín de la
Función Pública vale cuatro puntos para el Instituto Adolfo
Posada, en una carrera funcionarial sobre la que, entre otras muchas cosas, dice: “En esa
carrera alocada por la implantación de la “carrera profesional” y por la
extensión propagandística de la mentira, el Gobierno del presidente Areces tomó
la delantera, de forma fulgurante, a todos los poderes públicos del Estado,
llegando al primero a una meta colocada justo en el despeñadero y
convirtiéndose en el campeón absoluto de la incompetencia”
Lo podrías haber dicho más alto, pero no más claro. El libro, tras una rápida ojeada parece ir en la misma linea. Lo meto en lista de lectura.
ResponderEliminarGracias por compartir Javier.