Alrededor de doscientas personas acudieron ayer en el Teatro Filarmónica de
Oviedo al estreno en Asturias del documental Corrupción: el organismo
nocivo, un desolador alegato contra el cáncer que corroe a las
Administraciones Públicas españolas, especialmente municipales. La película, de
la productora catalana Pandora Box TV, ya había llegado a cines de Madrid,
Barcelona, Huelva y Girona con gran éxito de público y un eco muy favorable en
grandes medios de comunicación nacionales.
Corrupción: el organismo nocivo está protagonizado por aquellos
valientes que, desde su puesto de funcionarios, se atrevieron a denunciar las
malas prácticas de los políticos instituidos como sus superiores jerárquicos,
aunque por ello tuvieran que pagar graves consecuencias e incluso amenazas. Entre ellos están Albert Gadea y Maite Carol, que
denunciaron el Caso Pretoria en el Ayuntamiento de Santa Coloma, y Fernando
Urruticoechea, actualmente interventor municipal en Orihuela, que durante años
destapó casi en solitario la corrupción en el Ayuntamiento de Castro Urdiales.
Urruticoechea, con un bagaje de casi treinta años trabajando en la
administración autonómica y local, es uno de los funcionarios españoles que
más casos de corrupción ha denunciado y desarrolla una intensa labor
divulgadora de su experiencia a través de medios como ATLÁNTICA XXII, tal y
como relata en el documental, en el que también aparecen la arquitecta y
urbanista Itziar González Virós, que tras dimitir en su puesto de regidora del
distrito de Ciutat Vella de Barcelona fue testigo en el juicio del Caso Millet,
el psicólogo social Jaume Llansó, ex director del Instituto Municipal de
Promoción Económica de Mataró y vinculado al conocido como Caso Civit, y Carlos
Martínez, que se atrevió a denunciar desde su trabajo como inspector de cursos
de formación ocupacional las irregularidades detectadas. Casi todos ellos han
acabado siendo apartados de su puesto, dejando un regusto amargo aunque con la
satisfacción del deber cumplido.
El documental se complementa con las aportaciones del ex fiscal
anticorrupción Carlos Jiménez Villarejo, el catedrático de Derecho Penal Joan
Queralt o la catedrática de Filosofía Moral Victoria Camps, quienes reclamaron
una mayor ejemplaridad no por parte de los estos funcionarios honorables que
denunciaron la corrupción de sus municipios sino por la de sus regidores
políticos, muchos de los cuales han salido por ahora bien librados de su paso
por los tribunales, con cierta sensación de impunidad.
Tras el estreno, organizado conjuntamente por ATLÁNTICA XXII y la asociación
La Ciudadana,
se celebró un coloquio, moderado por la exconcejala en Oviedo Asunción
Rodríguez Lasa, bajo el título “Cómo combatir la corrupción”, en el que
intervinieron el director de ATLÁNTICA XXII, Xuan Cándano, el portavoz del
Conceyu por Otra Función Pública, Javier Álvarez Villa, y el juez del Tribunal
Superior de Justicia de Asturias José Ignacio Pérez Villamil. Todos ellos
coincidieron en criticar las peculiares condiciones de la corrupción en
Asturias y en que los abusos, que son “estructurales y sistémicos”, con una
figura jurídica principal como es la prevaricación, no se combaten tan solo con
las denuncias de funcionarios aguerridos y ejemplares, sino con la
colaboración de una ciudadanía que demasiadas veces ha mirado hacia otro lado y
ciertas medidas correctoras como la eliminación de la partitocracia, una
transparencia absoluta y una eficaz independencia de los jueces y demás
empleados públicos.
El acto, que terminó con comentarios y preguntas de los asistentes, permitió
además reunir, gracias a la aportación solidaria del público, unos 120 litros de leche y
otros alimentos, destinados a los desayunos gratuitos que organiza para
familias en situación de pobreza la asociación “¿Pero quién dice que en Oviedo
no hay nada?” en el pub Ca Beleño de la capital asturiana.
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