“De no lograr que se
produzca un cambio sustancial, estamos abocados a un neocaciquismo plagado de
operaciones especulativas y macroproyectos urbanísticos. Los políticos que nos
han gobernado y gobiernan son tributarios de las grandes constructoras que se
han inflado a hacer cosas sin sentido ni dimensión.”
Es
la voz más prestigiosa y reconocible de la economía ecológica española,
sintetizando en su pensamiento reflexiones globales sobre el papel de la
economía, con análisis concretos de cómo el modelo capitalista, “empecinado en
el consumismo y el extractivismo, nos conduce a un contexto de colapso
biosférico”. Galardonado con el Premio Nacional de Medio Ambiente, con el GEOCRÍTICA
y el Panda de Oro, José Manuel Naredo no se muerde la lengua cuando sostiene
que “se ha venido abajo la idea lineal de progreso y otras muchas promesas de
la sociedad industrial capitalista”.
Leyendo algunas de sus
obras da la sensación de que nos aproximamos a un punto de no retorno.
El
resultado final del actual sistema económico conduce a nuestro planeta a un
contexto de depauperación física y degradación ecológica. Ese escenario, al que
denominamos “Tanatia”, será incompatible con la vida, al menos tal y como la
entendemos. Se ha venido abajo la idea lineal de progreso y otras muchas
promesas de la sociedad industrial capitalista. Estamos viviendo el final de
una etapa donde muchas opciones políticas, aparentemente diferentes, coincidían
en su óptica productivista y económica.
Y, sin embargo, parece que
los grandes poderes se obstinan en mantener esa dirección.
Proseguir por la
senda diseñada desde el capitalismo no es ni posible ni deseable. No es posible
porque nuestra forma de extraer recursos naturales y de consumirlos no tiene en
cuenta los límites del planeta. El capitalismo ignora el fin del ciclo ecológico.
Sus defensores cifran ese ciclo desde la cuna donde se origina un producto,
hasta la tumba de ese producto, pero luego obvian lo que haría que el ciclo
pudiera ser sostenible, que es la reposición ecológica de lo consumido.
Por otro lado, decíamos que
no era deseable, ya que son las grandes transnacionales las que mediatizan y
condicionan las políticas en el mundo, negando la democracia a sus habitantes,
acaparando y dirigiendo el flujo de recursos y capitales y utilizando el
planeta como un sumidero cada vez más incapacitado para producir funciones de
reequilibrio ecológico.
Es como si la economía no
tuviera en cuenta la finitud del planeta.
El imperialismo del actual
modelo económico ha colonizado nuestras mentes hasta separarnos de la Tierra.
Se ha trabajado denodadamente en enmascarar la dependencia física del planeta,
imbuyéndonos en una cultura consumista donde lo que manda es la capacidad de
adquisición ocultando el verdadero coste ecológico de lo consumido. Debemos
acabar con la falsa dualidad entre ser humano y naturaleza, porque somos parte
de la naturaleza y, como parece evidente, no podremos vivir sin ella.
¿Qué
lecciones podemos extraer de la crisis?
Lo
primero que deberíamos responder es si cómo sociedad y especie estamos
dispuestos a extraer alguna lección que nos haga cuestionar nuestra forma de
organizarnos con el planeta. El futuro es innegable, pero de seguir por el
camino actual ese futuro puede ir a peor. Si arriesgamos una mirada
retrospectiva podremos concluir que en tiempo de dificultades se produce el
surgimiento de ideologías autoritarias de corte fascista. Sin embargo, hay que
señalar que ante otros momentos delicados de nuestra historia, ahora media un
hecho diferencial innegable, que es aquél que guarda relación con la destrucción
ambiental, lo que reduce extraordinariamente nuestro margen de maniobra y el
tiempo para reaccionar sin entrar en una fase de entropía biosférica.
¿Qué
opinión le merecen los augurios gubernamentales que sitúan a España en el
comienzo de la recuperación económica?
Tras
tantos años de crisis, tantos brotes verdes, volvemos a ver cómo se saluda con
gran fanfarria cualquier dato que tomado aisladamente pueda arrojar alguna
interpretación positiva. Y todo ello para volver a lo mismo. Pues bien, hay que
ser honesto y dejarlo claro: no volveremos a los niveles económicos de antes de
la crisis. Pero es que además, no se ha estudiado lo que le ha pasado a este
país, ni se han asumido responsabilidades, ni se ha buscado a los responsables.
Tomar conciencia de nuestros males es el primer paso para intentar salir de
esta situación y, desde luego, esto no se está haciendo. El dinero “a
espuertas” celebrado por Botín responde a la liquidez estadounidense que busca
la inversión en un país que se ha convertido en una ganga para la especulación
con pesadillas como la de Eurovegas. Las mejoras y los beneficios seguirán
siendo acumulados por las grandes empresas mientras la sociedad en su conjunto
seguirá siendo empobrecida.
¿Cuánto
de coyuntural y cuanto de estructural tiene la crisis?
Yo
ya he sido testigo de tres burbujas inmobiliarias, lo que quiere decir también
burbujas financieras. Estamos viviendo el desastre de los ciclos lógicos del
capitalismo, donde tras la euforia especulativa, nos encontramos con una
depresión llena de deudas donde la receta que se quiere aplicar es más de lo
mismo. El cambio debe venir por una transformación cultural y no se producirá a
través de una muda de sombrero político a partir de opciones que de facto
comparte, el mismo esquema productivista y especulativo.
¿Qué
proyección de futuro hace del capitalismo en España?
De
no lograr que se produzca un cambio sustancial, estamos abocados a un
neocaciquismo plagado de operaciones especulativas y macroproyectos
urbanísticos. Los políticos que nos han gobernado y gobiernan son tributarios
de las grandes constructoras que se han inflado a hacer cosas sin sentido ni
dimensión. España se caracteriza más que por su neoliberalismo por su
neocaciquismo. Ni libre mercado ni mano invisible. Aquí las estaciones del AVE
se ponen lejos de las poblaciones para favorecer crecimientos inmobiliarios que
van a beneficiar a personas con nombres y apellidos. Todo ello hará que la
crisis sea más larga y que tienda a encadenar burbujas especulativas.
¿Qué
características debería tener un modelo de economía ecológica para nuestro
país?
Una
gestión razonable del mundo físico exige ordenar con criterios económicos el
reino difuso de los materiales. Dicho de otra manera, debemos desplazar nuestra
atención económica hacia los condicionantes físicos como forma de habitar
nuestro planeta a través de procesos de cooperación y simbiosis con la
naturaleza. Es vital no volver a las andadas para que nuestra ruina no sea
irremisible. No podemos volver a caer en un aquelarre inmobiliario y de obras
públicas. El monocultivo del ladrillo nos ha empobrecido y ha absorbido todas
nuestras energías.
¿Cómo
estima los programas económicos de los partidos mayoritarios?
Viendo
cuáles son sus prácticas tengo suficiente. Dedico mi tiempo a cosas que
considero más útiles. Es imprescindible un saneamiento político de fondo.
¿Hay
motivos para la esperanza?
Es
necesario seguir teniendo afán por vivir para seguir construyendo de otra
manera, con otros objetivos. Es importante seguir apostando por la reconversión
mental. Ahora hay mucha gente haciendo muchas cosas para salvar el mundo. Yo
personalmente me muevo por cuestiones vitales sin esperar resultados.
José
Manuel Naredo se doctoró en economía en la Universidad
Complutense de Madrid y se formó también en Estadística e Historia de la
estadística, campo en el que desarrolló una labor considerable. Antes de
jubilarse, fue director del programa Economía y naturaleza de la Fundación
Argentaria. También dirigió el servicio de Análisis de Coyuntura del Instituto
Nacional de Estadística y la sección de Estudios y publicaciones del Crédito
Agrícola. Luego de su retiro, fue nombrado profesor honorario en el
Departamento de Urbanismo de la Universidad Politécnica de Madrid y la Facultad
de Ciencias Económicas de la Universidad Complutense. En el año 2000 se le
concedió el Premio Nacional de Economía y Medio Ambiente y, en enero del 2008,
el Premio internacional Geocrítica por el conjunto de sus trabajos. Exiliado en
Francia entre los años 1960-1970, colaboró bajo diversos seudónimos con la
revista Cuadernos de Ruedo Ibérico.
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Frente al clientelismu y la manipulación política, otra Función Pública n´Asturies Ye Posible. El día 5 de noviembre del 2008 se constituyó el Conceyu por Otra Función Pública n´Asturies (COFPA), como asociación abierta a todos los trabajadores pertenecientes a las diferentes Administraciones Públicas existentes en Asturies. COFPA es una asociación al servicio del interés general y no un grupo corporativo, ni una central sindical. cofpas@gmail.com
lunes, 22 de septiembre de 2014
Reino de España: “Es imprescindible un saneamiento político de fondo”. Entrevista a José Manuel Naredo
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