La expansión constante de la confianza personal y política como criterio de provisión de los puestos de trabajo en la Administración del Principado de Asturias ha supuesto la creación en los últimos tres años de más de 100 nuevos puestos bajo las denominaciones de Coordinador y Asesor, de nivel 26 o superior, intercalados en la mayor parte de los casos entre las Jefaturas de Servicio y de Sección, todos ellos de designación a dedo. Un examen atento de las funciones y características de dichos puestos pone de manifiesto que una buena parte de los mismos no responden a necesidades objetivas derivadas del servicio público – necesidades que, por otra parte, nunca se expresan ni justifican en los acuerdos de creación de estos puestos-, sino más bien a una política de personal encaminada a la fidelización de los funcionarios nombrados en los mismos, que opera como una suerte de nuevo “enfeudamiento” en el que el empleado público se vincula personalmente al político que le nombra.
En este sentido, son cada vez más frecuentes, particularmente entre los funcionarios de los Cuerpos Superiores, los ascensos inmediatos tras la toma de posesión como nuevo funcionario de carrera, a puestos de libre designación, en una especie de carrera profesional meteórica basada exclusivamente en el enchufe personal, que está convirtiendo la carrera profesional objetiva, conforme a principios de mérito y capacidad, en un instrumento en peligro de extinción en el Principado de Asturias.
El coste económico que supone mantener esta nueva estructura de 100 puestos de élite en el año 2009 ronda los cinco millones de euros ( 850 millones de las antiguas pesetas).
Mientras tanto, el populismo gubernativo amenaza a la “tropa de funcionarios" con la congelación salarial.
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