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viernes, 22 de noviembre de 2013

«El ‘caso Renedo’ no ha sido el más difícil, pero sí el más duro por las presiones y las jugarretas»

aNGEL SORANDO PINILLA, MAGISTRADO-JUEZ INSTRUCTOR DEL ‘CASO RENEDO’

«Esperaba más de Marta; creo que está expuesta a una condena importante.Si no ha tirado de la manta quizás es que no tenía más que aportar»




–¿Aliviado?

–Sí, bueno, un poco. A ver si hay suerte y no vuelve el caso.

Ángel Sorando dictó el lunes el que está llamado a ser su último auto en el ‘caso Renedo’, la mayor investigación sobre corrupción en Asturias. Su colega Ana López Pandiella inició el proceso, y en su haber está mantenerlo en secreto un año, pinchar los teléfonos, comprobar las cuentas de los principales implicados y lanzar la redada. A su sucesor le tocó analizar miles de expedientes de contratación, ordenar periciales caligráficas, supervisar las de la Agencia Tributaria e interrogar a un centenar de implicados, entre testigos e imputados. Bajo su dirección fueron cerca de 50 los abogados personados, cada uno interponiendo recursos y propuestas en defensa de sus clientes. El resultado deja ahora pocos satisfechos. Quienes esperaban una causa general contra la Administración, ven corta la lista de 17 procesados; los que defendían que el asunto se limitaba a una funcionaria, observaron cómo afloraban indicios más amplios.

Han sido dos años y seis meses de un trabajo que cambió al propio juez. Al inicio Sorando abría las puertas de su despacho a letrados y periodistas, en la confianza de que podría hacer comprender mejor la mecánica del proceso. La publicación de dos opiniones suyas le valieron una sanción disciplinaria por cuestionar a la Fiscalía. A finales de verano el Ministerio Fiscal divulgó una Memoria en la que censuraba decisiones del juez y su «personalidad».

Los episodios han hecho mella en Sorando. ELCOMERCIO pudo comprobarlo ayer, al coincidir con él en uno de los paseos que da para cavilar sobre sus casos. Lo que sigue es un resumen de la conversación mantenida.

–Lleva 13 años al frente del Juzgado de Instrucción 2 de Oviedo. ¿Ha sido éste el caso más difícil?

–Aquí pasan asuntos de mafias y entramados complejos. No es el caso más complicado, pero desde luego sí el más duro por las presiones, las jugarretas, el sentimiento de protección que ampara a algunos para moverse con cierta soberbia.

–¿Presiones de quién?

–Presiones. Dejémoslo ahí.

–¿Está más molesto que aliviado?

–A veces este es un trabajo ingrato y en esta causa más. Si preguntas a los demás, no sé si encontrarás algún juez que quisiera llevarla. Sientes cierta satisfacción cuando ves que se repara el daño causado a una víctima, pero incluso en esas situaciones hay inconvenientes; la gente quiere que seamos más rápidos.

–Alguna satisfacción le habrá deparado este asunto.

–Quizás cuando ordenas practicar alguna diligencia, sospechando que con ella descubriríamos un hecho delictivo, y luego comprobamos que, efectivamente, ahí estaba.

–Da por concluido el sumario. ¿Se ha investigado todo lo que había?

–De este caso han salido distintas piezas separadas y algunas se siguen instruyendo en distintos juzgados. Aquí nos centramos en el cohecho, ese era el motivo y el límite, y los indicios que se salían de eso se entregaban a otros juzgados. Si no te concentras acaba pasando como a la jueza de Sevilla, Alaya, que tiras de un hilo y al final el procedimiento se alarga y el sumario se llena de gente, volviéndose muy difícil de manejar. Eso no es operativo.

–«Ésta no es ni puede ser una causa general contra la corrupción en Asturias, ni éste es el único juzgado de instrucción del Principado». Cada vez que alguien pedía abrir una nueva línea de investigación, respondía con esta frase.

–Sí.Esta causa, por su trascendencia social, animó a muchos a denunciar. Me han llegado docenas de cartas pidiendo investigar esto o aquello. Cada vez que las abría, bajaba al juzgado de guardia y las entregaba porque yo no soy el único juez; aquí cada uno tiene su competencia.

–¿Encontró aquí la misma colaboración de los imputados que obtiene en otros procesos?

–La normal.No suele ocurrir que aporten mucho porque siempre tienen algo o a alguien al que proteger.

–Marta Renedo, a través de su abogado, mantuvo altas la expectativa de que tenía cosas qué decir. ¿Esperaba más?

–Sí, quizás por el hecho de que tiene la situación más complicada de todas. Los delitos que se le pueden imputar y las evidencias en su contra son graves. Otros deberán decidir, pero me parece que está expuesta a una condena importante. Es una situación en la que era razonable esperar cierta colaboración; yo en uno de los interrogatorios le expuse que si quería obtener atenuantes ese era el camino.No ha ‘tirado de la manta’ y ella sabrá por qué. Quizás sea que no tenía nada más que aportar.

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